Cuarenta y cinco

7.8K 1.3K 1.3K
                                    

Me temblaba el cuerpo, ese breve momento de ignorancia era lo único que me quedaba. La convicción de que todo cambiaría luego de ese resultado era palpable. Solo me quedaba ese minutito conmigo misma antes de la explosión que aguardaba por acabar con mi forma de vida y para la que no tenía ningún mecanismo de supresión. Moriría quemada pronto, bien fuese porque estaba embarazada y tendría que lidiar con todo el estrés que eso acarrearía o porque no lo estaba y tenía que enfrentar, una vez más, el hecho de que debía alejarme para siempre de Diego.

Respiré y saqué la prueba de embarazo de la caja. Leí las instrucciones y la analicé con rapidez. Quería acabar con ese proceso lo más rápido posible, como un niño que desea que termine pronto su vacunación, solo que a mí no me esperaban unos padres amorosos con un abrazo confortante, aquello parecía una interrupción momentánea, un intermedio, luego tendría que volver a la película de drama en la que se había convertido mi vida. La diferencia radicaba en que lo haría con un problema más o uno menos, según el resultado de esa prueba, pero la realidad seguía ahí afuera en mi habitación, aguardando por mí.

Tras hacer pis sobre aquel palito lo coloqué encima de un trozo de papel en el mesón del baño y me lavé las manos. Activé el temporizador en mi teléfono y supe que la espera se me haría eterna. Aún estaba procesando lo trascendental del momento, ahogándome en el temor profundo, cuando me sobresalté al escuchar que tocaban la puerta.

—¿Estás bien? —dijo Diego con un tono de voz sosegado.

Esa era una pregunta en todo caso retórica, yo no estaba bien desde aquel domingo en que él se había marchado para estar con otra, después de que le dijera amor.

Supuse que Diego estaría impaciente, así que abrí la puerta y me pareció que estaba preocupado. Le expliqué que había que aguardar un poco y él asintió. Estábamos solos en una situación incómoda cuyo protocolo desconocía. ¿Qué se decía mientras se esperaba el resultado de una prueba de embarazo no deseado? Supuse que nada. Nunca el silencio fue tan amargo y cruel como en ese instante.

Me crucé de brazos y traté de mantener cierto grado de entereza, aunque la intensidad de la situación me producía una especie de pellizco en el estómago. Un vacío incolmable me atenazaba y me dejaba desahuciada. Me llevé la mano a la frente cuando comencé a comprender lo que se avecinaba. Ahí, en ese diminuto cuartito de baño de baldosas azules de un edificio antiquísimo en donde el aire se tornaba a cada segundo más denso, se estaba produciendo una tragedia. Mi vida se estaba destrozando y lo más atemorizante de todo era sentir que no podía hacer nada para frenar el desastre. Me dominaba ese sentimiento de inevitable derrota, al mismo tiempo que la incertidumbre me atormentaba.

—Cálmate.

Giré en dirección a Diego que me miraba inexpresivo desde la puerta. Me limpié una lágrima que corría por mi mejilla como por costumbre, mientras mi impaciencia crecía. Conforme los segundos pasaban comencé a sentirme menos valerosa, mis intenciones de no perder la calma fueron inútiles. Ni siquiera pude silenciar mis sollozos. Yo odiaba llorar, pero no conseguía hacer nada más.

Diego pareció salir de su propio letargo para acercarse el par de pasos que nos separaba y me abrazó. No hablaba, únicamente me abrazaba con mucha fuerza, como si así pudiese aferrarse a mí. Comprendí que aquel no era un abrazo, era un inequívoco ruego silencioso que me consternó hasta la médula.

No solo él me habló con ese abrazo, creo que yo también lo hice. Le expliqué que su tacto me hacía daño, pero que al mismo tiempo me parecía igual de acogedor que siempre. Le dije que lo odiaba por haberme fallado y que me odiaba por no poder hacer uso del rencor que sentía para arrancármelo del pecho.

El teléfono sonó y me deshice de su agarre para abandonar aquel capullo tibio en el que me había envuelto en tan solo segundos. Me limpié las lágrimas de las mejillas y apagué la alarma.

A la Máxima (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora