2. Unas vacaciones de clase media

17.6K 715 838
                                    

El tiempo es tan relativo que me asusta.

Las semanas se me pasan volando, pero las noches se me antojan eternas.

Elena crece muy rápido, pero yo la sigo viendo como mi pequeño bebé frágil y vulnerable.

Solo han pasado cuatro meses desde que Alba y yo decidimos darnos un tiempo, pero siento que llevamos toda una vida así.

Cada día que pasa es como un latigazo en el pecho. Otro día más sin Alba Reche. Otras 24 horas que no nos han servido para arreglar lo nuestro.

Quizás por eso las noches me resultan tan duras. Porque marcan y confirman que estoy un paso más lejos del amor de mi vida. ¿Intensita? ¿Me habéis llamado intensita? Pues me la suda. Alba Reche siempre será el amor de mi vida. Pase lo que pase. Ella ha marcado mi historia, mi camino. Si no hubiera llegado a encontrarla, yo no sería la Natalia que hoy está escribiendo esto.

—Mamá, tu móvil ha sonado—me interrumpe Elena trayéndome el teléfono. Lo siento, lectores, dadme un segundito y ahora seguimos. Ya os advertí que soy una madre ocupada.

Desbloqueo mi móvil y veo la notificación. Vaya. Hablando de la reina de Roma.

Mami: me han dado libre hoy. ¿Te importa si recojo a Elena después de natación? Y ya me quedo con ella para el finde...

Mami: si te viene bien, claro.

Pues no. No me viene nada bien, pero...

Yo: perfecto.

Voy a tener que buscarme un lugar para pasar la noche, pero no pasa nada. Ya encontraré a alguien. No quiero decirle que no a Alba, no quiero que tengamos ni una sola discusión más. Yo solo quiero que volvamos a ser lo que éramos.

Ya, ya sé que mintiéndole no voy a ningún lado. ¿Pero qué queréis? Prefiero buscarme las castañas a decirle que no. Prefiero ceder en todo, porque yo solo quiero que solucionemos esto cuanto antes sin más pasos hacia atrás.

Bueno, vale, si os soy sincera, no creo que Alba pusiera problema en eso. No abriría un debate, lo aceptaría sin más. Insistiría en que nos ciñéramos al plan: yo paso la noche en casa y ella viene al día siguiente, cuando yo me voy. Como estábamos haciendo hasta ahora. ¿Entonces por qué le has dicho "perfecto", Natalia? ¿Eso es lo que os preguntáis? Pues... mirad, Alba apenas ve a Elena. Sus turnos son una mierda, y no quiero que se pierda los grandes cambios que está experimentando este verano. Está dejando de ser un bebé para convertirse en una niña. El paso de los cinco a los seis años. Y no solo por ella, también por mi peque. Todo lo que va observando afecta en su crecimiento, y yo quiero que Alba forje también su...Vale, vale, lo capto. Madre pelma asomando de nuevo. Perdón.

Elena me sujeta la mano. Lleva las gafas de bucear en la cabeza y el bañador de fresitas que tanto le gusta escondido bajo su vestido blanco que no se ha quitado en los tres meses de verano. Me arrepiento un poco de no haberle contado el cambio de planes durante el desayuno, pero nos ha pillado un poco el toro y... El coche tampoco era un buen sitio. Me gusta explicarle las cosas con calma y abrazándola. Sé que todo este asunto de la custodia compartida que Alba y yo nos hemos inventado mientras resolvemos nuestros problemas no lo lleva muy bien que digamos.

—¿Me das un abrazo fuerte? —le susurro.

—¿Por qué?

—Porque... me ha dicho mami que tiene el día libre, así que...

—¡No!

—Sí, cariño. Va a venir a recogerte luego.

—¡No quiero! ¡No quiero irme con mami!

Ohana - (1001 Cuentos de Albalia)Where stories live. Discover now