54. 5.000 euros

12.4K 514 550
                                    

Entre estas cuatro paredes solo pueden pasar cosas bonitas.

Delante de un micrófono y escondida en unos cascos, solo puede surgir magia.

En esta burbuja que me aísla del mundo me siento feliz, en calma.

Solo tengo que ser yo. No tengo que esforzarme. Hago música desde que le pataleaba a mi madre en su interior. La música es mi vida.

En el estudio insonorizado de mi amigo Salva, siempre me vacío. Hago de las emociones una canción, y cuando salgo por la puerta todo queda registrado en una copia que el primer productor que creyó en mí trata con cariño y sutileza.

Con él, mi música está en las mejores manos. Lo sé, porque ha cuidado de mis canciones desde la pequeña nana triste.

Salva es familia. La familia que se elige. De esos amigos que son para toda la vida. Que vienen a tu boda, a tus conciertos, a tus cumpleaños y a los de tu hija. Con quienes puedes tirarte meses sin hablar, y seguir sintiendo que están detrás de un teléfono. Detrás del cristal del estudio de música que montó con el sudor de su frente y en el que te permite jugar cada vez que tiene un hueco.

—¡Qué bonita, Natalia! —alza el pulgar tras la cristalera que nos separa. Ahora me aplaude.

—¿Podemos repetir la última parte?

—No te aproveches, que te estoy regalando mi trabajo—dice con una sonrisa ladeada. Siempre siempre siempre me suelta esa frasecita cuando estamos creando. Un cachondo.

—Llevas 6 años haciéndome cosquillas. Nunca imaginé lo rápido que pasaría la vida. Creces y creces, no paras de cambiar, cada vez corres más. Me ganas a la bicicleta, me ayudas a hacer croquetas. ¡Me matas con un beso metralleta! Este año te pasaste prescolar, ahora vas al cole de los grandes, haces problemas y aprendes a tocar. Cuidaste de mami y de mamá. Ya no pintas las paredes, pero aún te diviertes llenando mi tatuaje de colores. Los pantalones se te quedan cortos y la sonrisa, gigante. Mi charlatana, la que nunca se calla, eres la alegría de la casa. 6 años tienes ya, bichito. 6 años de pura felicidad. 6 vueltas al sol, 6 años girando contigo, 6 años de puro amor.

—¿Te vale?

—Sí, ahora sí. No vaya a ser que te canses de mí y no me dejes grabar nada más—bromeo, soltando los cascos para reunirme con Salvador Amador frente a las mesas de sonido que tan feliz le hacen.

Nada más cruzar la puerta, me espera su choque de manos. Siempre siempre siempre terminamos así una grabación.

Y empezamos una producción.

—Qué bien suena, joder. Eres un puto crack.

—Yo solo le doy a unos botones—me sonríe, otorgándome con la mirada el mérito de la canción. Eso también suele hacerlo, aunque discrepo. La producción también es un arte—. Mh... ¿te subo la voz, no?

—Claramente. Y la bat...

—La batería un poco más. Exactamente.

Nos entendemos tan bien que da miedo. Cuando Salva me invita a grabar algo en su estudio, siempre tenemos una conversación previa. Le explico qué quiero grabar, qué significado tiene, y cómo me imagino la producción. Luego él se pone con los mandos mágicos y hace realidad mis paranoias. Hasta las mejora.

Hoy es más fácil que de costumbre. Llevamos 5 años grabando la misma canción con letra diferente, así que vamos a tiro hecho. Sí. Cada 1 de noviembre, mi Elena tiene un regalito para sus oídos. Y un recuerdo para toda la vida. Me gusta imaginármela de mayor escuchando estas canciones. Que sepa lo que aprendió cada año, que vea que nunca me olvidé de hacerle un tema por su cumpleaños.

Ohana - (1001 Cuentos de Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora