53. La magia del cine

13.6K 580 516
                                    

Las mañanas siguientes a noches de lágrimas son especialmente duras.

Es como un castigo. El precio a pagar.

Me pesa todo el cuerpo, me duele la cabeza.

Tengo tantas legañas en los ojos que apenas puedo abrirlos.

Pero lo peor de todo es el agujero en el pecho.

El hoyo que va absorbiendo todo lo que soy, todo lo que hay dentro de mí.

—Mamá... ¿otra vez estás triste porque no hay concierto?

—¿Qué? No, cariño, no estoy triste.

—Pues parece que estás triste.

—No he dormido muy bien hoy—musito, estirando mi espalda.

—¿Quieres que te dé un masajito? —se pone de rodillas en la silla del comedor. Aparto el bol de cereales para evitar una desgracia. Después de muchas comidas derramadas, una aprende.

—Nos tenemos que ir al cole, bichito...

—A la abuela Rafi le gustan mucho mis masajitos porque claro como está viejita pues dice que le duele mucho la espalda y yo le hago así y ya no le duele—me explica, apretándome los hombros con sus manitas.

—Mhhh, es verdad, ya estoy mucho mejor.

—¡Pero si no empesao', mamá!

—Oy, mi sevillana... —me río.

—¿Aquí te duele?

—Elena, mi amor, nos tenemos que ir al cole—la hago sentarse en la silla y le vuelvo a acercar el bol—. Termina de desayunar.

—Pero si no vas a estar triste—me amenaza con el dedito índice.

—¿Cómo voy a estar triste? ¿Es que no te acuerdas del plan que tenemos hoy?

—¡SÍ ME ACUERDO!

—Yo no lo tengo claro... ¿Qué vamos a hacer hoy, a ver?

—¡VAMOS AL CINE A VER FROZEN 2! —grita emocionada, señalando el Olaf de su camiseta.

—¿Ah, sí? ¿Y con quién vas a ir?

—¡CON MIS DOS MAMÁS!

—¡No me digas, tronca!

—¡SÍ TE DIGO! —me hace desayunar carcajadas—. Y encima hoy en el recreo vamos a hacer un musical con las canciones de Frozen 1 con todos mis amigos de la clase.

—Vaya día guay, ¿no?

—Súper mega requeteguay.

—Entonces... Tendrás que coger energía—le señalo el bol de cereales con las cejas. Elena se lleva a la boca una cucharada con una gran sonrisa.

—¡Energía, energía, energía! —dice con ansias, rebañando el fondo.

—¿Tú sabes que te quiero mucho? —le acaricio la espaldita. Mi hija asiente con los mofletes hinchados y un bigote de leche.

Hoy es un día especial para mi pequeña. La única niña capaz de taponarme el agujero de mi pecho y romper la resaca de noches y noches de angustia. Esa es mi Elena, mi hija. La alegría que machaca mi tristeza, mi cansancio, el dolor. Y hoy se estrena la segunda parte de su película favorita.

Es un día especial para ella, así que también lo es para mí.

Parece que por fin vamos a dejar atrás el bucle de Frozen 1. Qué alivio. Ya empezaba a saberme hasta los minutos en los que dicen cada frase. Ya, albayas, ya sé que ahora tocará lo mismo con la segunda parte, pero escuchadme: necesitaba este cambio como el comer.

Ohana - (1001 Cuentos de Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora