40. Mami Albi

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El asombro de una niña.

¿Habrá algo más natural y espontáneo que su mirada limpia hacia el mundo?

¿Algo más puro que su curiosidad?

Su entusiasmo transparente. Su emoción por conocer, saber.

Mi hija lleva toda la mañana paseando su inocencia más sedienta de aprendizaje por todo el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia.

Y yo voy detrás, como llevo haciendo toda la vida. Voy detrás, siguiendo su correteo incansable. Intentando responder junto al resto de mi familia a las preguntas que nos hace.

—¡¡QUÉ DINOSAURITO MÁS PEQUEÑITOOOOO!! —grita, abrazando la figura de un... Esperad, que lo leo. Triceratops.

—Es como el de tus galletas—río. Y mi niña asiente con la sonrisa más bonita de los ocho planetas del Sistema Solar. Yo también estoy aprendiendo con el museíto, ¿eh?

—Quieta ahí, que te hago una foto.

—¿Otra fooooto, agüela? —resopla cansada. Ay, peque, y acabamos de empezar el día...

—Es que estás tan guapa con la trenza de Frozen que te he hecho... —babea mi ama.

—Como sigamos así no vemos el museo ni en tres días—rueda los ojos mi hermano.

—Venga, no seas celoso, ponte con tu sobrina—lo empuja entre risas. Santi cabecea, pero cede. Se agacha junto al dinosaurio para abrazar a Elenita—. ¡Ay, estáis pa' comeros!

—Claro... Su niño favorito y su niña favorita—la pico.

—¿Tú también quieres una foto, hija? —me devuelve el vacile.

—Sí, pero todos juntos. ¡Y CON EL TIRANOSAURIO REX, HOMBRE! ¡Eh, amigo! ¿Nos haces una foto? Gracias, tronco. Sácanos guapos, ¿eh? Aunque tampoco es muy difícil.

Me encantan los viajes en familia. Las fotos grupales, descubrir sitios nuevos con las personas que más quiero. Los ratos a solas con cada uno, y en conjunto. Las anécdotas que vivimos y que ya nunca olvidaremos. Las risas, los paseos agotadores, los abrazos de siempre en lugares desconocidos...

—Nos queda esa zona de allí—señala Alba mirando el mapa.

—Y luego paramos a comer—asiente mi madre.

—Lo que digan mis guías turísticas—sonríe mi hermana, rodeándola a ambas por los hombros.

...Los planes perfectamente atados por mi ama y mujer. ¿Qué haríamos si ellas no nos organizaran el viaje? Perdernos media ciudad haciendo el tonto, está claro. Cuando visitamos un lugar en tiempo récord, como ha ocurrido este finde, hay que planificar muy bien lo que queremos hacer. Por eso las mujeres más organizadas de la familia han estado haciendo videollamadas toda la semana para montar un plan sin fisuras. Porque ya no es solo qué ver y qué hacer, sino tener en cuenta que vamos con una niña. Hay que buscar cosas que también le gusten a ella.

Y cómo no podía ser de otra manera, han vuelto a acertar. Elena se lo está pasando de escándalo, y nosotros con ella.

—¿ES UN PUZLE DEL CUERPO? —alucina mi hija descubriendo la zona del museo dedicada a la vida.

—¿Quieres hacerlo, bichitu? —le pregunta mi hermana. Ella asiente.

Un busto hueco, tumbado boca abajo, ocupa la mesa. Alrededor, órganos en 3D esperando que alguien los devuelva a su sitio. Qué asco. Qué repeluco me da ver estas cosas. No sé cómo podemos tener tantas piezas dentro del cuerpo. Nunca he conseguido imaginarlo. Me mareo antes.

Ohana - (1001 Cuentos de Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora