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- ¡No quiero nada que venga de ti!- escupió con repugnancia el castaño y se fue dando un portazo con tal fuerza, que se escuchó en gran parte de la mansión.

El Sr. Jeon reconoció su rostro de enfado reflejado en su único hijo, Jeon Jungkook.

Jungkook pensaba, mientras caminaba hacia la Universidad, en todas las veces que había peleado con su padre, pero es que ser el hijo de uno de los narcotraficantes más famosos de Seúl no era fácil, tener que mudarse a menudo, sonreír cuando había gente cerca, hacerle creer a todos que su padre era un simple trabajador independiente más....No, no era para nada fácil.

Su madre, La Sra. Ha neul nunca protestaba nada, Jungkook sabía que era porque, a pesar de todo, amaba a su marido; además tenía todo lo que quería: ropa, accesorios, un auto lujoso, una gran casa, ella pensaba que no le faltaba nada.

El castaño no quería eso en su vida, las cosas materiales se irían volando, junto con la esperanza de tener una familia unida y comprensiva.

Todos los días tenía que cruzar un hermoso parque para llegar a La Uni, y ese día había muchos niños jugando, acompañados por sus madres y padres. Entonces se puso a pensar en lo feliz que era su niñez, sonriendo con euforia al ver los regalos que le traía su padre, sin saber de donde sacaba el dinero para comprarlos, ¿Cómo es que puede caber tanta inocencia en una sola persona?

Mientras crecía, se iba dando cuenta de muchas cosas, la venda en sus ojos se caía cada vez más hasta que llegó al piso.

La realidad.

Jungkook se colocó los audífonos para poder estar tranquilo, buscando su lista de reproducción, para después apretar en "Aleatorio".

La voz de uno de sus cantantes de Rock preferidos se expandió por su cabeza, haciendo que vuelva sus pensamientos a la realidad.

Quería sonreír, él quería ser feliz y tener un poco de paz.

- ¿Es mucho pedir?- susurró para si mismo.

Ya que nadie nunca le había escuchado...






















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- Cambio de planes, tengo visualizado al chico, tendrá que ser hoy mismo- susurró una voz cincuentona por el parlante del celular, haciendo que el rubio haga una mueca.

- Entendido, será hoy- la comunicación se cortó y el rubio se dio vuelta hacia su acompañante- Ya escuchaste, ahora vámonos.

El más joven no quería hacer eso, pero si lo decía sólo mostraría cobardía, entonces solamente asintió.

- Lo siento- susurró al aire, observando el paisaje a través de los ventanales polarizados de la gran camioneta.




























Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora