15.

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Jungkook se sentía extrañamente bien, en la noche había dormido de maravilla y ya no le dolían tanto las heridas que le habían hecho los hombres del Sr. Min el día anterior.

Lo que le parecía raro era la actitud de Yoongi, de repente se había puesto más distante de lo usual, como si estuviera huyendo todo el tiempo de sus ojos.

Tenía un mal presentimiento, algo debió pasar para que el rubio le dejara de hablar así sin más.

Luego de dar varias vueltas en su colchón le vino un pensamiento extraño a la cabeza, él y Yoongi besándose, se asustó.

¿A caso eso podía ser si quiera posible?

Se rió en su interior por las bobadas que pensaba, el rubio a penas lo podía ver, nunca llegarían a algo tan íntimo como un beso.

Se quiso convencer a sí mismo de que había sido una alucinación suya o un simple sueño.

- Voy a preparar el desayuno- la voz ronca de un recién despertado Yoongi le erizó el bello de los brazos, volteó para ver al que había hablado y le sonrió, más este solamente se giró para hacer una comida rápida.

- ¿Sabes si ha pasado algo con Jimin?- Jungkook se acordó de repente de las palabras del Sr. Min, se había preocupado mucho por su amigo, quien no tenía la culpa de nada.

Yoongi se quedó callado por unos segundos, él si sabía lo que había ocurrido pero no quería alertar al castaño.

Su padre siempre le informaba de lo que pasaba, y si no era él, su hermano le venía con los chismes de toda Corea.

- No- respondió seco y borde, los sucesos del día anterior lo tenían alerta, y no es que se arrepintiera mucho de lo que hizo, lo que pasaba era que...

Le había gustado.

Lo tenía que confesar, los labios del castaño eran como un pastel de cumple años, como un pan recién horneado, un dulce imposible de rechazar, aún para él, que podía ser fuerte ante cualquier tentación.

¿Qué había sucedido para haber caído ante los encantos del menor? No lo sabía, todavía no hayaba respuesta a tal pregunta, pero el destino sabe porque junta a las personas, ¿No? Dejaría que el destino actúe entonces.

- ¿Qué pasa?- preguntó sin aguantarse más Jungkook, la desesperación y la intriga lo estaban matando por dentro, aún cuando por fuera se notaba tranquilo y alegre.

- No entiendo a que te refieres- mintió el rubio- Pero no me pasa nada- afirmó luego con firmeza en cada una de sus palabras.

- Si pasa algo, estoy seguro, dime ¿Qué paso ayer?- Yoongi se volteó para encontrarse con los ojos interrogantes del castaño.

- No pasó nada ¿Okey? Ahora deja que haga el desayuno tranquilo, no quiero hablar- a él mismo le dolieron las palabras duras que usó para tratar con Jungkook, pero temía ser descubierto.

Luego de un rato en silencio terminó de preparar la comida y le dio a Jungkook, quien, aún decepcionado por la actitud de su mayor, se lo agradeció con una sonrisa sincera.

- Ejfoi Acurrigo- dijo con la boca llena el menor, causando una mueca de extrañeza a su compañero, Jungkook se rió mientras tragaba lo que tenía en la boca- Estoy aburrido- repitió, ahora entendiéndose más.

- ¿Y?

- Hablemos- Yoongi se dio vuelta con su silla, nada dispuesto a conversar con su rehén, el castaño hizo un puchero- La verdad no se que te pasa, ¿Te hice algo? Si es así deja que lo arregle.

- Ya dije que no pasó nada- dijo con paciencia el rubio para que el contrario entendiese.

- Empecemos de cero- prosiguió el menor sin escuchar a Yoongi- Me llamo Jungkook, me puedes decir Kookie o Conejo, como quieras- luego rió, mientras que el rubio sonreía negando, sin dejar que lo vieran- tengo 21 años, me gusta conversar y odio estar aburrido, te toca.

Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Where stories live. Discover now