12.

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Ya había pasado una semana.

Una lenta y triste semana en donde Jungkook no había podido vivir su vida corriente de siempre.

Con tantos cambios bruscos no muchos se acostumbran, de repente, acostado en el húmedo colchón se puso a pensar en qué harían otras personas en su situación. Seguramente muchos gritarían hasta el cansancio, otros se hundirian en una depresión penosa de las que es difícil salir, hay otro tipo de personas que intentaría escapar a toda costa, pero en todos los casos terminarían muertos.

En ese momento le tenía un rencor muy malo a su padre, él sabía que era degradante tener esos sentimientos, pero el causante de ese encierro no era él mismo, le daba una rabia tremenda al pensar en que estaba secuestrado inocentemente.

Jungkook cerró los ojos para que por lo menos su mente sea libre, que viajara por los lugares que más le gusten y que tratase de ser positivo.

En su cabeza apareció la imagen de su madre, su tan querida madre, por la cual él daría todo, le vino el recuerdo de cuando tenía siete años y la Sra. Ha neul hacia galletas para la once, era verano y la brisa fresca llegaba desde la ventana abierta de la cocina. Las famosas galletas de su mamá eran famosas en todo el barrio, las hacía con chips de chocolate, como le gustaban a su hijo.

Esa tarde, por empezar a jugar a una guerra de cosquillas, las galletas se habían quemado y el semblante tierno y alegre de Jungkook había cambiado a unos ojos cristalizados y rojos.

Su madre le había prometido hacer otras y le había abrazado fuerte para que se calme, y funcionaba siempre, los abrazos cálidos de un ser querido no se comparan con nada en el mundo.

Sin quererlo una lágrima bajó por su rostro, los recuerdos felices iban y venían, no había como evitar embriagarse en la terrible desesperación de no saber con exactitud cuando volvería a ser libre.

El sonido de las motos- qué últimamente se le hacía tan familiar- lo sacó de sus pensamientos abrumadores, al parecer el Sr. Min había llegado sin avisar, ya que Yoongi se veía frustrado, tenso y malhumorado al escuchar lo mismo que el castaño.

- No esperaba que venga ahora- Yoongi se sentó en su banco y se colocó serio, Jungkook se recosto en la pared, aún en el colchón, esperando a que el padre del rubio entrase.

- Ya estás despierto!- El Sr. Min entró dando un portazo, seguido de su séquito de brabucones, no había tenido un buen día, o una buena semana, su expresión era seria y algo airada.

Jungkook no quiso responder, simplemente se dignó a mirar de reojo a su secuestrador principal.

Yoongi se sintió tenso y enojado al ver a su padre, no esperaba a que le saludase, obviamente no lo haría, nunca había recibido alguna muestra de cariño por su parte.

Pero aún seguía doliendo...

- No se que pasa! Tu padre no ha hecho ni siquiera un movimiento por ti, ¿Será que eres tan estúpidamente inútil?- el corazón de Jungkook se oprimio, ya lo sabía, a su padre le importaba un comino su condición- Pero todavía hay tiempo! Sólo ha pasado una semana, ¿Extrañas a tu familia? Espero que no, porque no la verás en bastante tiempo- El hombre se rió sólo, sin un poco de piedad, mientras se sentaba cerca de su rehén.

- Ya se ha dado cuenta, mi padre no me rescatará, ¿No me puedo ir acaso?- El castaño estaba conteniendo las ganas que tenía de gritarle todas las mierdas posibles a la cara, no podía creer que existiera una persona más mala que su propio progenitor.

- Lamento decirte que no, niño, todavía me sirves, y si a tu padre no le importas...- colocó una sonrisa perversa en el rostro- Supongo que te suena el nombre Park Jimin.

Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Where stories live. Discover now