13.

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Yoongi estaba aburrido, ya llevaba unas cuántas horas en su turno y Jungkook no hablaba casi nada, ya que se sentía mal y el cuerpo le dolía como los mil demonios.

Se sentó en el banquito que ya se estaba haciendo un lugar de costumbre, balancearse era una pequeña adicción que no podía dejar.

Entonces miró por la ventana, los árboles se movían al compás del viento, eran libres, sanos, hermosos, parecían indestructibles, había unos que le llamaban la atención, que se balanceaban tanto hasta parecer que se romperian, pero volvían a su lugar, eran flexibles.

No había sol, pero tampoco lluvia, el día simplemente permanecía nublado y serio.

Como las emociones humanas, el sol se podría comparar con una sonrisa, la lluvia con las lágrimas, y los días nublados...

Con un semblante serio y triste, como él.

Hay veces en las que la vida es como el clima, con tormentas, días de luz y felicidad, temporales que arrasan con todo a su paso.

El rubio escuchó una tos y se giró para ver a Jungkook, quien había despertado de su siesta. Fue ahí cuando se dio cuenta de que estaba rojo y con los ojos a medio cerrar.

- M-me d-duele l-la c-cabeza- la confesión del castaño hizo que Yoongi se preocupara, no traía pastillas, se le habían acabado, tampoco inyecciones o jarabes.

¿Qué haría?

Fue a tocarle suavemente la frente con su mano y lo confirmó. Jungkook tenía fiebre.

- Tranquilo, ¿Si?- trató de que su voz saliera normal. Recordó que ya estaba por terminar su turno, podía llamar a su hermano para que traiga...

El sonido de su móvil lo hizo espabilar, en la pantalla salía "Hermano odioso".

Deslizó su dedo por el celular y contestó.

- ¿Hola?
- Hola Yoongo- se escuchó el estúpido apodo que le había puesto su hermano- Te llamé para avisarte que papá me mandó a hacer un trabajo con Hobi, así que tendrás que quedarte todo el día con Kookie.

No le extrañó el apodo tierno que le había puesto a su rehén, Taehyung no era como él.

- Aishh, está bien- se resignó ya que a su padre no se le contra decía.
- ¡Genial! Te quiero, Bye- la llamada se finalizó.

- Esto tiene que ser una broma- repasó lo que le había dicho Tae, y llegó a la parte de "...Así que tendrás que quedarte todo el día con Kookie"

TODO el día.

No le apetecía, menos cuando el menor tenía fiebre y se podía enfermar más.

Bajó la mirada viendo como se revolvía el castaño en su colchón, casi llorando, no había mucho que hacer además de esperar.

Fue a buscar un trapo para poner en su frente con agua fría, mientras pensaba en varias otras formas de bajar rápido la fiebre.

Se apresuró a ubicarse de rodillas y poner cuidadosamente el paño en la frente de Jungkook, éste decía palabras sin sentido a ratos o simplemente balbuceaba, le temblaban las manos y parecía tener frío, pero su cuerpo ardía.

- T-tengo f-frío- El castaño se quejó, Yoongi bufó, no quería soportar a una rata enferma.

Trajo una manta para taparlo pero Jungkook no se tranquilizaba, se movía por toda la cama y no dejaba que Yoongi le tapase, de repente empezó a reír.

- Por la mierda ¡Quédate tranquilo!- la paciencia del rubio se iba a terminar rápido y todavía no conseguía tapar al castaño.

- N-no m-me a-atraparás- la sonrisa del castaño hizo que el corazón de Yoongi se encogiera, ¿Cómo podía existir una sonrisa tan bella y tan real?

Jungkook parecía más un ángel que una rata, aunque le quedaba mejor el apodo de "Rata enferma".

De repente se calmó y se acurruco sosteniendo la manta con todas sus fuerzas, Yoongi se quería ir afuera a fumar un cigarrillo para tranquilizarse.

Fue a sacar uno de su mochila e iba a salir, pero la dulce voz de su rehén lo detuvo.

- ¿Y- yoongi?El aludido se dio vuelta por haber sido nombrado.

- ¿Qué pasa ahora?- preguntó fastidiado.

- Eres lindo, eres muy lindo, ¿Lo sabías?

El mundo del rubio se derrumbó con solamente esas palabras salidas de los labios del castaño, el corazón le empezó a latir más rápido, no sabía como reaccionar.

Por primera vez sintió su rostro sonrojarse, nadie le había dicho algo como eso.

Tratando de sacar ideas raras de su cabeza, se acercó a Jungkook.

- ¿Soy lindo?- preguntó más para confirmar que por otra cosa, el interrogado asintió efusivamente, tenía los ojos cerrados.

Una sonrisa divertida y ladina se formó en la cara de Yoongi.

No sabía que hacer, hasta que colocó su mirada en los labios de Jungkook, lo más parecido a una cereza queriendo ser comida rápidamente.

Yoongi no era de pensar antes de actuar, así que solamente se acercó al castaño y juntó sus finos labios con los de él.

Después no recordaría nada debido a la fiebre.

Aún así correspondió, los labios de Jungkook eran como un dulce manjar, no había algo que se comparase, pareciera que los dos estuvieran hechos para complementar al otro.

¿Qué pasaría después?

¿Y si Jungkook recordaba algo de lo sucedido?

De repente, el rubio recordó la situación en la que se encontraban.

Secuestrador, rehén, encerrados. No estaba bien...

Se separó de Jungkook sintiendo un vacío tremendo. En un acto de desesperación corrió  fuera del lugar, esperando a que el viento se llevase todos sus problemas, todos sus errores.

Se sentó cerca de una hermosa laguna, cerca de la cabaña, no había lugar más tranquilo.

Recuerdos le invadieron la mente, atormentando a su corazón, las lagrimas querían salir, pero no, él había prometido ser fuerte, ser valiente, no fallar.

No faltaría a su promesa, no, eso sí que no, sólo debía respirar hondo y calmarse.

Simplemente la vida no había querido ser buena con él, el destino hace años le había marcado.

Nunca hallaría la felicidad, o eso creía, ¿Cómo alguien tan incomprendido podría ser feliz?

El pasado de una persona a veces influye demasiado en las acciones que realiza en el presente.

- Sé fuerte- se dijo, obligando a sus lágrimas a no salir, a quedarse escondidas.

Nunca más, nunca más confiaria.

Nunca.
















































" Sé fuerte "









































Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Where stories live. Discover now