Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎

14.

Park Jimin muchas veces había sentido miedo, pero siempre sabía como afrontarlo.

Ahora ya no.

Pero, ¿Cómo se puede afrontar la desaparición de un amigo?

Jimin conocía al castaño desde que eran niños, él fue el primero en saber que quería ser detective, fue el que le curó las heridas cuando se caían jugando, el que lo alentaba cuando se sentía triste, ¿Cómo podía no desesperarse?

Algunas personas dicen que los amigos son más unidos que hermanos, él creía en eso.

Escuchó un grito proveniente de la planta baja, su madre lo llamaba a desayunar, sin muchos ánimos se vistió con lo que encontró y bajó.

El pelinaranja tenía una hermana de 13 años, Park Young Mi, los dos totalmente distintos, no coincidían en nada, pero se querían.

- Deberías lavarte la cara, pareces un zombie- le regaño su hermana, con una mueca de disgusto.

- ¿Podrías hacerme el favor de callarte?- le dolía la cabeza, no quería que nadie lo molestara.

Además las cosas en su trabajo no iban bien, su mente no podía resolver cosas fáciles por culpa de todos los líos que tenía, las llamadas llegaban como una bomba, de repente todos querían una cita con él.

- Tu hermana solamente se preocupa, sólo mírate, estás muy cansado- su madre defendió lo que decía Young Mi, quien se había quedado con la cabeza gacha, revolviendo sus cereales.

- Lo siento, ¿Si? La desaparición de Jungkook me tiene de mal humor- en eso le llegó un mensaje al celular, Jimin vio que era Jin, preguntando si se podían juntar para hablar.

Desde el día en que Jungkook había desaparecido, se habían vuelto amigos, Jin era muy bueno subiendo el ánimo, y era entretenido, los dos se habían unido, prometiendo que encontrarían a su amigo.

La Sr. Ha Neul estaba muy mal, la habían visitado y se notaba en sus ojos, rojos y brillantes, que había llorado.

Se sentía impotente por no poder hacer nada, su hijo estaba perdido y ella ahí gozando de todas las comodidades posibles.

- Me tengo que ir, quedé con Jin- informó mientras se levantaba de su silla.

- Pero si ni siquiera haz tocado tu cereal- su madre se preocupó, hace días que Jimin no comía bien, ni dormía bien, ya se le hacía raro que no se enfermara.

- Con esto está bien- sacó un pan y le echó un queso dentro- Nos vemos en la tarde- se despidió de las dos y se fue en su auto.

Mientras conducía pensaba en todas las posibilidades que había de que Jungkook estaba secuestrado.

No había más opciones, el castaño no se había ido por voluntad propia, eso era seguro.

Llegó a un café que quedaba cerca de la casa de Jin, se bajó de su auto poniendo seguro y entró al local.

No habían muchas personas, las pocas se encontraban desayunando, tranquilas, con su pareja, algunos con sus amigos, y así, mientras muchos se relajaban, había gente sufriendo por todo el mundo, miles de millones, sólo en ese momento empezó a pensar así.

Buscó una mesa vacía y se sentó, esperando a que llegara Jin.

Una de las camareras lo visualizo y caminó hacia él, moviendo excesivamente las caderas y subiendo un poco su falda, que ya por si era corta.

Jimin se dio cuenta de las intenciones de la joven, rodó los ojos.

- Buenos días, ¿Qué se va a servir?- la voz melosa de la chica era notable, luego se mordió el labio intentando coquetear.

- Un café amargo está bien- trató de no perder la paciencia, algo muy difícil siendo Park Jimin.

- Perfecto guapo, ahora lo traigo- lo anotó en su libreta- Y..¿Me das tu número?- totalmente descarada y directa preguntó, con una sonrisa seductora en los labios.

- Mira, o te vas o te echo a patadas y no me importará que seas mujer!- Jimin se levantó gritando, haciendo que todos le mirasen.

En eso llegó Jin, quien abrió más de lo normal los ojos. Corrió hacia su amigo y lo tranquilizó.

- Disculpe a mi amigo, no ha tenido una buena mañana- sonrió e hizo una reverencia a la camarera, quien muy indignada, se fue moviendo sus caderas de un lado a otro.

- ¿Cómo se te ocurre gritarle así a una chica?- le reprochó a Jimin luego de que nadie los estaba mirando.

- Lo siento, lo siento, solamente perdí la paciencia- se excusó desgastado.

Los dos tenían unas ojeras tremendas, dignas de un mapache.

Luego de que les trajeran un café a los dos, empezaron a conversar sobre el caso, posibles testigos, posibles soluciones, pero nada concreto, las cosas se volvían difíciles cuando no había si quiera una persona que haya presenciado todo.

Luego siguieron conversando, contando anécdotas pasadas con Jungkook, como si éste estuviera muerto.

Eso parecía, su esencia no estaba ahí alegrando el lugar, no estaba contando sus típicos chistes o bailando con energía sus canciones favoritas.

¿Cuando fue la última vez que Jimin había estado con el castaño? Ya no se acordaba, sus horarios eran muy justos y nunca alcanzaban a fijar una hora para verse.

- Bueno, si se algo más te llamo, ¿Vale?- los dos se dieron un abrazo de despedida, cansados, con las expectativas por el suelo.

- Está bien- se sonrieron con tristeza.

Jimin se subió a su auto, prendiendo el motor para irse rápido a su oficina, tenía que investigar sobre otros tres casos más.

Las calles de Seúl estaban llenas, personas con poco tiempo y muchas cosas que hacer.

Su mente estaba que reventaba, los pensamientos que le llegaban no le resolvían nada.

Se acordó de una vez cuando estaba conversando con Jungkook. Su padre- quien se había separado de su madre desde que tenía 6 años- lo quería llevar a otra ciudad lejos de Seúl y el castaño se había puesto triste.

Ese día prometieron nunca separarse, porque sufririan los dos.

Y ahora que pasaba esto ya no tenia claro donde habia quedado esa promesa.

Una luz cegadora le hizo salir de sus pensamientos, abrió de sobremanera los ojos cuando vio delante un auto que ve mi a toda velocidad, en su dirección.

No alcanzó a dar vuelta el volante para evitar el choque.

Lo último que pudo ver fue el rostro tapado y satisfecho de una persona vestida de negro.

" Lo siento, ¿Si? "

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Holii

Espero les guste, estoy muy emocionada con esto.

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Besos :3

- La Pandicornio♡