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- Buenos días- Jungkook saludó a su novio con un beso en los labios al despertar, había tenido un sueño muy bonito.

El sueño constaba en que Yoongi y él habían logrado escapar de las manos del Sr. Min y se encontraban sanos y salvos, viviendo un buena vida en una casa de campo.

Se mudaban a otra ciudad y podían ser felices, hasta pensaban en adoptar un niño.

Si, todo eso en un sólo sueño.

El castaño se veía radiante, aún con la ropa sucia y el cuerpo lleno de heridas, sus ojos eran dos estrellas brillantes, nada se podía comparar.

Yoongi miró de reojo al menor, no quería arruinar la alegría con su mal humor.

Porque si, estaba de muy mal humor y lo único que quería era que volviera la noche para dormir hasta tener ojeras, o hasta que ya no despierte más.

A veces sus pensamientos lo ofuscaban y maltrataban demasiado, su mente era todo un lío, donde el problema no era otro que él mismo.

- ¡Yoongi!- El rubio despertó de su pequeño trance y miró con seriedad a Jungkook- Te estoy hablando, ¿Qué pasa? Tengo mucha hambre.

- No molestes, por favor- Se tiró nuevamente al colchón.

En los últimos días había pensado tanto en su relación con el castaño, que ya le dolía la cabeza, lo amaba, de eso estaba seguro, pero, ,¿Qué pasaría luego?

El padre de Jungkook llegaría tarde o temprano, se llevaría a su hijo, pero el futuro era tan incierto...

Habían dos opciones:

-El Sr. Jeon no provoca problemas y se larga rápido con Jungkook, entregando el dinero acordado, por supuesto.

-El Sr. Jeon pretendía matar a su padre, quedarse con el dinero y Jungkook, luego irse y todo resuelto.

Jungkook le había contado algunas cosas sobre su padre, según él era un hombre frío, calculador, nunca lo había querido, estaba metido con narices y todo en sus negocios y amaba el dinero.

Si todo eso era cierto, la segunda opción de los hechos era más acertada, ¿No?

¿Qué haría Yoongi? Nunca más vería a Jungkook, eso era injusto.

¿El castaño realmente lo amaba? Estaba casi seguro de eso.

- ¿Puedes preparar el desayuno? ¿O lo hago yo?- El mayor se tapó la cabeza con su almohada y suspiró. Jungkook empezó a hacerle cosquillas en las rodillas, luego pasó al estómago, todavía no entendía que Yoongi, precisamente ese día,no estaba para juegos.

- ¡Joder! ¡Qué me dejes en paz!- Se levantó de repente y Jungkook retrocedió en su lugar asustado.

Toda la alegría se desmoronó en un segundo.

El rubio se levantó de la cama y guardó algunas cosas en su mochila, la cual puso en su hombro, Jungkook mientras tanto veía todo anonadado.

¿Qué le pasaba a Yoongi? Sólo el sabía.

Antes de que saliera el castaño habló.

- L-lo siento- El mayor tuvo ganas de llorar por la forma en que Jungkook había hablado, parecía vulnerado y triste.

Cerró con un portazo fuerte la puerta y caminó a paso firme, directo a la puerta de salida, para luego llegar a su moto.

Jungkook no tenía que disculparse, había sido él mismo el gilipollas.

Nada era su culpa, ni el mal humor, ni los gritos, ni los insultos, nada.

Una silenciosa lágrima cayó por su mejilla, necesitaba salir de ahí, olvidar por un momento toda la mierda en la que vivía, la familia que le había tocado, las miserables personas que lo defraudaban, olvidar un momento su estúpida vida.

Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora