O3 - Escudo

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» 10 de octubre de 2018

Romina vive conmigo desde que llegamos a Buenos Aires. Hace casi un año que decidimos mudarnos juntas a la capital para cambiar de aire y buscar las oportunidades que la vida en el interior no puede ofrecerte. Uno de los hermanos de mi mamá se ofreció a prestarnos su departamento de soltero y eso se traduce en que no pagamos alquiler pero sí expensas y los servicios y tenemos que mantenerlo en perfecto estado. Es un departamento con dos habitaciones ubicado en el límite entre Recoleta y Balvanera, a pocas cuadras de la Facultad de Medicina. La zona es bastante tranquila, salvo por las sirenas de ambulancias que se escuchan con frecuencia debido a la cercanía con una gran cantidad de sanatorios y hospitales. En lo personal, me encanta vivir acá. 

En el piso 13 y con el balcón apuntando hacia el oeste, no puedo parar de fotografiar el atardecer. Romina se sienta a mi lado mientras toma un jugo de naranja que sé que le costó bastante exprimir por las puteadas que se escuchaban en la cocina.

— ¿Terminaste de pelear con las naranjas? —pregunté. Ella bufó.

— Salgamos este sábado —propuso mientras le daba un sorbo a su jugo.

Las charlas en el balcón mientras caía el sol eran casi una costumbre. El tiempo pasaba entre chismes, críticas e historias personales, pero nunca terminábamos la noche sin saber algo nuevo de alguien.

— ¿Qué festejamos?

— No sé, siempre hay algo que festejar.

Hago un silencio mientras miro la foto que le acabo de sacar a las nubes. El cielo parece prenderse fuego por pocos segundos y no quiero desaprovechar esa oportunidad.

— Vienen Exe y Gonza también —agrega luego de unos minutos de silencio—. Y creo que sus compañeros de equipo. Va a estar bueno.

Ya me parecía.

— Bueno. Tengo un vestido que compré hace mucho pero nunca usé. Rezá para que no llueva. 

Mi única regla: no salir con lluvia.

» 13 de octubre de 2018

Al parecer, las oraciones de Romina fueron escuchadas, porque la noche está perfecta para salir. No hace mucho frío y tampoco hace mucho calor. Intuyo que va a ser una buena noche, aunque siempre que tengo ese presentimiento, termina saliendo todo mal. 

Romi se pasa horas arreglándose en el baño, como si fuera su primera cita con Palacios. Yo estoy bastante nerviosa. La verdad es que no esperaba nada del cumpleaños de Exequiel, pero ahora sabía que me encontraría con Gonzalo y algo dentro mío quería causar una buena impresión. El vestido que compré me queda perfecto, por suerte, porque no hay nada que me deprima más que planear un conjunto y que no funcione. De todas formas soy pésima para maquillarme, así que Romina se ofrece a ayudarme. Ella lleva puesto un top de encaje y una falda al cuerpo. Maquillaje natural para ambas y cabello suelto. 

Me dice que Exequiel y sus amigos ya están en el boliche y que nos están esperando. Mientras vamos en el taxi ella se toma mil fotos y conversa con el conductor. Yo miro mis mensajes, me encantaría recibir alguno de Gonzalo, pero en ningún momento nos pasamos nuestros números. Quizás esta noche se lo pediría.

El policía de la entrada me retiene unos minutos porque piensa que mi documento es falso. Cree que soy más joven que lo que dice el carnet y comienza a preguntarme cosas para asegurarse de que es verdadero. Romina ya entró y me espera junto a la puerta. No saca sus ojos del celular en ningún momento. 

— Vamos, rápido que Exe me está esperando —me apura cuando logro entrar. Tengo que darle la mano para seguirle el ritmo y no quedar atascada entre la gente.

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Where stories live. Discover now