O4 - Sorpresa

3K 161 36
                                    

» 13 de octubre de 2018

En las noches de boliche soy bastante rara. No puedo mantener una misma energía durante la noche. Por momentos estoy muy muy arriba y acelerada, y por otros no tengo ganas ni de moverme. Ahora estoy en uno de esos momentos. Apenas me balanceo de un lado a otro con una copa en la mano. No estoy borracha, lo sé. No estoy mareada. Estoy... ausente.

Romina me pasa la mano frente a la cara y me pregunta si estoy bien. Asiento. Me digo a mí misma que tengo que levantarme el ánimo, que no puedo estar como zombie en un boliche tan temprano, que eso lo puedo dejar para el taxi en el camino de regreso a casa. Comienzo a tratar de moverme con más ganas pero la música tampoco ayuda. Caímos en esa meseta del boliche en la que el DJ comienza a pasar temas que nadie conoce y nadie quiere bailar. El aburrimiento es total, tanto que algunos de los chicos del equipo ya comienzan a irse. Romina, Exequiel y yo bailamos un poco, sin mucha onda, y conversamos. 

De repente, una canción conocida empieza a sonar. Al fin. Es reggaetón, pero lento. Pala la toma a Romina por la cintura y se acerca a su cuerpo. Me siento super desubicada, así que me alejo un poco. Giro de una forma un poco brusca y me encuentro frente a frente con él.

Me mira sonriendo y toma mi mano. No sé como reaccionar. No lo hago, solo siento su otra mano apoyarse en mi cintura y veo cómo me hace colocar la mía en su cuello. Se mueve tan bien que comienza a cortarse mi respiración.

Tranquila, estúpida, no te vayas a desmayar justo ahora.

Se acerca un poco más a mí y yo comienzo a mover delicadamente mi cadera contra su pelvis. Él no saca sus ojos de los míos, y por más que quiera apartar o bajar la mirada, no puedo. Apoya su frente en la mía y su sonrisa se abre un poco más. Lo tengo a centímetros y no entiendo cómo es que logra causar tantas emociones dentro mío. Durante toda la noche sentí que mi ilusión se rompía en mil pedazos, y ahora se había reconstruido con una mirada y un toque. ¿Cómo hacés esto, Gonzalo?

— Hola —me dice apartándose unos centímetros.

Es la primera vez en la noche que me dirige la palabra. Yo le dedico una sonrisa. Siento que si abro mi boca, voy a decir cualquier idiotez.

— Te estuve mirando toda la noche y ni así fuiste capaz de acercarte.

— Estuviste acompañado toda la noche —retruco.

Él me abraza y me hace bailar pegada a su cuerpo. Siento que en cualquier momento puedo desmayarme. Me tiene completamente idiotizada, tanto que casi no me doy cuenta de que el resto de los chicos nos están mirando. Me aparto un poco de él, pero no lo suelto. Mis ojos bajan hacia su boca y percibo que sus labios son perfectamente simétricos. Gonzalo se aleja, me gira y vuelve a atraerme hacia él. Me habla al oído. Me dice que estoy linda, que le gusta como me queda mi vestido y festejo internamente. No fue en vano.

Romina rompe con este microclima para decirme que se va con Exequiel. Le digo que por mí estaba bien, que se vaya y disfrute. Supongo que nos encontraremos otra vez a la salida para volver a casa.

Gonzalo y yo somos los últimos que quedamos ahí. Todos los chicos del equipo se fueron y ahora estamos rodeados de desconocidos. Conversamos y nos reímos bastante mientras bailamos. Él tiene una forma muy fácil de guiarme con los pasos y nos enlazamos perfectamente. Me gira y me acerca con fuerza a su cuerpo, haciendo que nuestros labios se rocen. Ninguno de los dos reacciona. Yo no quiero ser quien tome la iniciativa, y al parecer él tampoco, así que, al menos por mí parte, lo tomo como un error, un accidente coreográfico.

Bailamos tres o cuatro temas más, él me canta las canciones. Yo me sé la letra pero no quiero cantarla. Quiero disfrutarlo así, se ve feliz. Por eso mi mundo se viene abajo cuando mira su reloj y me dice que ya es hora de irnos. Suspiro y asiento. Mierda. La parte linda de la noche duró muy poco.

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Where stories live. Discover now