O7 - El muerto se asusta del degollado

2K 134 53
                                    

23/02/2019

Tengo a casi la mitad del plantel metido en el departamento. No el mío, sino el de Gonza. Supuestamente se juntan para pasar una noche "tranqui" por el cumpleaños de Pinola. Pero esta noche de tranqui no tiene nada. Siento pena por los vecinos de Gonzalo que se tienen que bancar la música al palo, y sé que no están acostumbrados porque él casi nunca pone su departamento para las juntadas.

La cumbia retumba por todos lados, en el balcón están Enzo, los Nachos, el Oso y el cumpleañero moviéndose al ritmo de la música y aniquilando las botellas de cerveza. Rafa, Mati, Milton, Ponzio, Nico y Juanfer hablan tranquilos en la cocina, cada tanto se escuchan sus risas, pero no están tan alterados como los más pendejos, Juli, Santi, Eze y Cristian que están jugando a la play frente al televisor, y son los que más gritan y hacen quilombo.

Yo estoy abrazada al cuerpo de Gonzalo mientras hablamos con el Chino, que nos cuenta la pelea que tuvo con Guchi porque también había organizado una salida con sus amigas y no sabían con quién dejar a los nenes. Con Gonza nos miramos, agradeciendo por no tener ninguna criatura a nuestro cargo, porque sabemos que los dos somos un queso, y personalmente no podría soportar a un bodoque haciendo quilombo por más de dos minutos, ya me basta con los amigos adolescentes de Gonzalo a los que tenemos que estar pidiendo que no griten a cada rato.

En ese momento tocan el timbre y abre Nahuel, quien es es el que más cerca está de la puerta y solo está de espectador del partido de play de los chicos. Los que entran son Franco, con un pack de cervezas, y Pala, con dos botellas de fernet.

―¿Cómo anda la masturbanda? ―grita Exequiel y Gonzalo y yo nos mordemos el labio inferior al mismo tiempo― ¿Qué cuentan les chiques? Viste que ahora se habla así ―acota en tono de burla y le pasa la mano a Nahuel.

―Qué tarado ―dice Gonza en voz baja para que solo yo lo pueda escuchar.

Exe y Franco saludan a los que se encuentran primero, y después lo llaman a Javi para saludarlo y le cantan el feliz cumpleaños saltando. En ese momento empiezo a sospechar que se dieron un saque antes de venir.

Al verme junto a Montiel y al Chino, Franco viene a saludarnos. Me da un abrazo fuerte y me pregunta cómo estoy.

―Ya extrañaba tu carita, Elenita ―me dice paternal, y detrás de él aparece Palacios.

―Acá está mi pareja preferida ―grita abrazando a mi novio y a su amigo, y después se dirige a mí―, vos no te me pongas celosa.

Me molesta que actúe como si no pasara nada, pero no soy quién para reprocharle las cosas. Lo saludo con un beso en la mejilla y me alejo de ellos para buscar una lata de cerveza en el freezer. Franco me sigue casi pisándome los talones, y también saca una lata para él.

―¡Uh, gente, el abuelo va a tomar alcohol, entren la ropa que se viene la tormenta! ―dice Nico cuando ve al Pulpo abriendo una lata, y se gana un golpe en la nuca de parte del arquero.

El resto del grupo todavía se ríe cuando Franco se voltea para encararme.

―Qué lindo verte por acá otra vez ―me dice en tono sincero y tranquilo.

―Lo mismo digo, ya extrañaba este olor a chivo generalizado.

Él se ríe y le da un sorbo a la lata.

―¿Cómo van las cosas por tu casa? ―pregunta y en ese momento ambos giramos en dirección a Palacios al escuchar su carcajada. Está distraído hablando con Gonza y el Chino, así que aprovecho sabiendo que no me va a oír.

―Este pelotudo... ―comienzo, pero el Pulpo me interrumpe.

―Sí, me contó mientras veníamos. ¿Cómo está mi prima?

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Where stories live. Discover now