21 - Pesadilla

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» 30 de noviembre de 2018

Estoy dando vueltas en el hall del edificio esperando a Gonzalo. Romina ya se fue con Pala, como siempre, y Gonza me dijo que estaba viniendo, que lo espere abajo. La noche está increíble, especial para salir. No recuerdo cuándo fue la ultima vez que fui a bailar un fin de semana y se podría decir que lo estoy necesitando.

Veo que Gonzalo estaciona el auto frente al edificio mientras meto la llave en la cerradura de la puerta para salir. Cuando la cierro, lo veo bajar de su auto.

— ¿Así pensás ir? —pregunta sin siquiera saludarme y la sonrisa que tenía se me borra por completo.

— ¿Por? ¿No te gusta?

Camina hacia mí y me agarra de la cintura.

— Me encanta —se muerde el labio inferior y me besa como si no me hubiera visto por años, cuando en realidad pasamos casi toda la semana juntos.

El auto de Gonzalo está recién lavado y tiene olor a nuevo. Mientras maneja, pone música para ir "entrando en ritmo", según él, pero el volumen está bastante bajo. Igual no puedo evitar mover el culo contra el asiento.

— ¿Me extrañabas ya? —me pregunta tamborileando los dedos contra el volante al ritmo de la cumbia.

— Sí, siempre te extraño.

— ¿Siempre? Entonces cuando te vayas a ver a tu familia vamos a estar complicados.

No le contesto. No quiero pensar en eso, porque tiene razón. Quizás por eso tampoco quiero quedarme muchos días en mi ciudad. Gonzalo va cantando la canción de la radio hasta que agarra un semáforo en rojo. Frena y me mira.

— ¿Cómo te ves encima de un avión?

No entiendo la pregunta.

— ¿Eh?

— Claro, ¿tenés vértigo o miedo a volar?

— No, Gonza. Volé varias veces y nunca me descompuse —cuento con orgullo.

El semáforo da verde y él vuelve a acelerar, con su vista fija al frente. Ya casi estamos llegando al salón que había alquilado Nacho.

— Entonces no tendrías problemas de volver a volar.

— ¿A qué viene todo esto? —pregunto confundida. No me gusta volar ni el trámite de los aviones, y la verdad es que no entiendo por qué saca este tema justo ahora.

— ¿Te gustaría ir a Madrid?

Habla sin mirarme, gira a la derecha en una esquina y baja la velocidad, lo que me indica que ya estamos llegando.

— ¿A Madrid? —repito— No sé, supongo que sí. Pero ¿por qué?

Gonza juega un poco con la palanca de cambios e ingresa a un estacionamiento.

— Necesito que me lo digas convencida. ¿Te gustaría, sí o no?

— ¡Sí, Gonza! —exclamo impaciente.

Él estaciona el auto en un lugar libre y apaga el motor. Me mira y sonríe.

— Sos tan linda, es como si vivieras en un tupper. Ayer confirmaron que la final de la copa es en Madrid...

No puede ser verdad.

—... y quiero que vengas conmigo.

Sí, es verdad.

No lo puedo creer. Apenas puedo modular palabras. No me sale ni un hilo de voz y empiezo a mandibulear como Maradona. Balbuceo tonterías, no completo ni una sílaba. Él se ríe a carcajadas.

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Where stories live. Discover now