O8 - Regalito de felicitaciones

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23/02/2019

No aguanto más. Necesito ir a la terraza del boliche a tomar aire o voy a terminar desmayándome. Le digo a Gonza que voy a salir un rato a contestar unos mensajes para que no me siga. De todas formas parece no importarle, porque asiente rápido con la cabeza y sigue meneando el culo hasta el piso con Pala y Juli.

Salgo casi corriendo por una de las puertas y me quedo recostada contra la baranda. La noche no está fría, pero igual siento una brisa fresca que es como un oasis en el medio del desierto. No puedo creer que me haya emborrachado tanto con dos o tres cervezas, es imposible. Pero acá estoy: mareada y casi sin poder respirar.

―Elena ―me llama una voz a mis espaldas.

Volteo para ver a Exequiel viniendo hacia mí. ¿Qué mierda quiere?

―¿Podemos hablar un ratito?

Respirando apenas, solo me quedo observándolo. Él amaga a comenzar, pero se detiene.

―¿Estás bien?

Asiento con la cabeza. No es la primera vez que me ve así, por eso no me importa.

―¿Qué querés decirme?

Me pregunta si quiero una botella de agua y niego, le pido que vaya al grano y se acerca más a mí, como si el resto de la gente pudiera escucharlo a pesar del volumen de la música.

―Necesito que le digas a Romi que me atienda las llamadas.

Pero la puta madre.

Pongo mis ojos en blanco y me muerdo el labio inferior.

―¿Eso era? Basta, Exequiel, en serio te digo.

―Yo también te digo en serio. Haceme ese favor.

Lo único que le faltaba decirme era "me lo debés".

―¿Para qué, Exe? ¿Qué querés lograr? ¿No te bastó con todo lo que la lastimaste?

―Necesito hablar con ella.

―Pero le vas a decir más de lo mismo ―digo rápidamente casi interrumpiéndolo, y luego imito su voz―: "Perdoname, te juro que no va a volver a pasar".

―Me voy a Alemania ―me suelta, haciendo que pare en seco.

Y en cierto modo siento que escuché mal.

―¿Qué? ―pregunto incrédula.

Él suspira.

―Me voy a Alemania ―repite y compruebo que no escuché mal―. No lo sabe nadie todavía, sos la primera que se está enterando.

―¿Cuándo?

―A fin de año. El pase ya está acordado pero todavía no lo quieren comunicar. Lo sé yo, el Muñeco y los dirigentes. No lo sabe nadie del equipo, ni Romi, ni nadie más. Solo vos, y necesito que te lo calles.

―Pala pero si te vas a Alemania, ¿para qué querés que hable con Romi?

―No te puedo estar dando detalles de todo. Solo necesito que me hagas ese favor, ¿puede ser?

Casi de forma automática asiento con la cabeza. No sabría qué decirle a mi amiga, pero seguro ya se me ocurriría algo.

―Y, por favor, no cuentes nada de esto ni siquiera al Cache. Necesito que guardes este secretito también.

Secretito...

Pongo mis ojos en blanco y vuelvo a asentir. Ya estoy metida otra vez en algo de lo que no quiero participar.

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Where stories live. Discover now