14 - Entrenamiento

2.6K 165 52
                                    

» 6 de noviembre de 2018

Romina entra a mi habitación a las siete de la mañana. Sabe que estoy despierta porque se encargó de hacer bastante ruido durante aproximadamente una hora mientras se alistaba e iba de acá para allá adentro del departamento. La verdad es que estoy despierta desde las cinco. Me costó muchísimo pegar un ojo durante la noche y cuando pude hacerlo, solo dormí un par de horas. Mi encuentro con Arturo me tenía bastante perturbada. Pensé en salir al balcón a fumarme un pucho pero Romina odiaba que fumara en el departamento, así que me tuve que aguantar las ganas. Pensaba que lo había dejado pero la imagen de Arturo resaltando mis errores con soberbia y con el cigarrillo entre las manos no salía de mi mente. 

Hijo de puta, justo tus peores vicios me tuviste que contagiar.

— Dos cosas te voy a decir antes de irme —comienza mi amiga mientras se sienta a los pies de mi cama. Apenas puedo verla por la luz que entra por la ventana. Sólo veo una silueta negra a contraluz que me habla un poco enojada—. La primera es que sos una reverenda pelotuda por haber ido a encontrarte con Arturo. Pensé que ese ciclo ya estaba cerrado. No puedo creer que hayas hecho eso, boluda.

— ¿Cuál es la segunda? —pregunto sin muchas ganas de discutir. Ya está, ya lo había hecho. No había vuelta atrás. Además solo había sido una charla que terminó mal. Cualquiera puede caer en eso.

— Gonzalo se fue re caliente ayer.

¡Gonzalo, cierto! Su nombre me despierta de repente. Toda la fiaca que tenía dos segundos atrás desaparece al instante. ¿Cómo no pensé en él?

— ¿Te dijo algo? —me siento sobre la cama y la encaro.

— Eso. Trate de cubrirte, no le dije que Arturo era tu ex, le dije que era un viejo amigo.

Genial, una mentira más que mantener o aclarar. Gracias, Romi. No me ayudes tanto.

— Mira, Elena. Yo puedo convivir con vos volviendo a verte con tu ex que tanto te cagó y arruinó la vida, si es lo que te hace feliz. Pero tratá de ser clara con Gonza. No se merece que lo boludeen.

— Bueno, pará. ¿Desde cuándo jugás para el equipo Montiel? Calmate, lo voy a arreglar.

La práctica cerrada a la que Gonzalo me había invitado es hoy a las 11, así que todavía tengo tiempo de sobra para alistarme y salir hacia el Monumental. El Domingo, cuando me trajo a casa, me preguntó de nuevo si pensaba ir, y se lo prometí. Estaba tan feliz por lo que había pasado entre nosotros que le podía haber prometido cualquier cosa. De todas formas sé que ir a la cancha a verlo me va a hacer bien. Necesito volver a verlo. Sé que fui una forra con él ayer.

Cuando Romina se va del departamento, busco mi celular. Anoche me quedé dormida usándolo, y ahora sé que está entre mis sábanas pero me toma un buen tiempo encontrarlo. Mi idea es escribirle a Gonza, pero cuando lo prendo, veo que tengo dos mensajes de él.

Gonzalo

No hace falta que vayas a la práctica hoy si no tenés ganas. - 06:55 a.m.

Bueno, al menos no disimula su enojo. Ni siquiera me había puesto un "buen día", lo que denotaba que no estaba muy contento conmigo. Aprovecho que está en línea y escribo rápido para que me lea antes de irse.

Elena

¿Qué te prometí el domingo? - 07:13 a.m.

Que venías - 07:12 a.m.

Entonces quedate tranqui. Voy. - 07:14 a.m.

Me manda un emoji del pulgar hacia arriba y sale de la aplicación. Ya está más que claro que quizás el que no tiene ganas de verme ahí es él, pero no está en mis planes darme por vencida. Quiero verlo, hablarle y explicarle las cosas. Íbamos tan bien, y por la culpa de Arturo todo se fue al carajo. No iba a darle ese poder, la que tiene que hacerse cargo de las cosas con Gonzalo soy yo, y es exactamente lo que estoy dispuesta a hacer.

» CULPABLE - Gonzalo Montiel « Donde viven las historias. Descúbrelo ahora