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Siete de la mañana su despertador sonó. Con un poco de pereza se removió en las mantas. No quería levantarse, pero debía hacerlo. Ser CEO de una empresa no era fácil, por mucho que fuera el jefe y todos pensaran lo contrario.

—Buenos días, Lebeca.

Le habla a su única compañía computarizada que instaló en aquella enorme casa. Lebeca —como él lo pronunciaba, ya que era Rebeca— era su despertador, su recordatorio, su voz de compañía.

La voz digital le devolvió el saludo que era recibido como portador de que estaba despierto y la alarma ya no era necesaria.

El castaño se sentó en la enorme cama y talló sus ojos para luego levantarse e ir a su baño en busca de su aseo.

Cepilló sus dientes y se despojó de su pijama. Sonrió al verse en el espejo, sabía lo bueno que estaba y no lo negaría haciéndose el humilde. Con elegancia se metió en el no tan pequeño cubículo de su regadera de vidrio transparente. Sonrió al ver uno de sus amores pegado a la pared del lugar.

Jugar un rato no le hacía mal ¿No?

Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, dejando caer el agua sobre su cuerpo empezó a jugar con su entrada para luego introducir un dedo, jadeó. 

Quizás para muchos era sorprendente que tan de mañana estuviera haciendo eso, para el castaño era normal, un mañanero. Ya que no poseía el tiempo necesario, eran esas oportunidades que no dejaba escapar. 

Un segundo dedo entró y él arqueó la espalda, necesitaba tanto ser follado. Hizo las famosas tijeras dilatando su músculo anal y luego el tercer dedo hizo presencia sacándole gemidos que trataba de ahogar mientras mordía su labio inferior.

Necesitaba un puto pene dentro de él, no sus dedos.

Una vez se sintió lo suficientemente dilatado se acercó a su "amor".

—Es hora que me hagas sentir un poco bien, mi príncipe. —le habla al objeto pegado a la pared del lugar, como si este fuera algo que entendiera o respondería.

Esperaba que esta vez la compresa del objeto aguantara sus movimientos y no se despegara como en otras ocasiones. 

Cerró la llave de la regadera un poco y sólo pequeñas gotas caían por su espalda, se posicionó para poder auto penetrarse con el dildo y así lo hizo, sacándole un fuerte gemido de placer.

Empezó a mover su cadera de atrás hasta adelante sintiendo muy placentero aquel objeto.

Lo había pedido tan realista, con venas y testículos, los podía sentir cuando se penetraba y era jodidamente placentero. Pero sentía que esos 18 cm no eran suficientes, quería algo real, lo necesitaba.

Se movió con más ímpetu y una de sus manos jugó con sus pezones mientras que la otra bombea su pene para llegar al orgasmo lo mas pronto posible.

Sus piernas temblaban al sentirse cerca de su liberación, su espalda estaba inclinada hacia abajo mientras se auto penetraba con locura, sus pezones estaban más que arqueados por tal estimulación, su pene rígido como una roca. 

El placer lo golpeó y se sintió desfallecer, sus piernas no aguantaron más y se dejó caer de rodillas. Definitivamente no podía seguir así, no más. 

Una vez se tranquilizó, se duchó como es debido. 

🐰🐯 = N🅾️🅱️I🅾️S

Acomodando la manga de su saco, le habló a Rebeca para que se comunicara con Jimin, no aguantaría más tiempo. 

La llamada fue atendida enseguida.

—TaeTae... ¿Qué sucede?

—Mi príncipe azul ya no es suficiente, Jimin. Necesito, no, busca a alguien ya. —le ordena a su amigo.

—Tae... creí que lo estabas llevando bien...

—Pues no, ya son tres meses sin tener una polla real dentro de mi, Jimin. Lo necesito, mi príncipe no es suficiente.

Un suspiro se escucha del otro lado de la línea y TaeHyung sabía lo que su amigo pensaba, pero no le importaba, así era como le tocaba mantener su secreto a salvo.

—Bien, pero ya sabes lo que pienso. Igual, ya me imaginaba que esto sucedería, por eso me había adelantado.

—Eres el mejor, lo sabes ¿No?

—Lo sé, no por nada soy tu amigo.

Ambos rieron y se despidieron con simpleza, total en poco tiempo se verían en la empresa.

Una última mirada a su aspecto en el espejo, sonriendo con satisfacción se despidió de Rebeca con su palabra de seguridad y subió a su mercedes que lo esperaba. No tardó en llegar a su empresa. Nueve en punto. 

Pasó como todo un empoderado recepción y subió el elevador que dirigía a su oficina. Jimin ya lo esperaba ahí. 

—Deberías ser más cordial con tus empleados cuando te saludan. —le recriminó una vez estando a solas en la oficina.

—No quiero que piensen que soy su amigo, están aquí sólo para trabajar, no para agradarme.

El también castaño sólo rodó los ojos, ya no discutiría más ese tema, así que pasó a lo importante del día. 

—¿Leíste el periódico? Bueno, supongo que sí ya que siempre lo hace-

—Rayos, venía tarde y no lo hice. —siempre le gustaba hacerlo pues era una tradición que su abuelo le atribuyó desde pequeño y cuando no lo hacía, se sentía mal de alguna manera.

—Bueno.... como sea, decía que anunciaron tu presencia en la Universidad, seguro habrán cámaras esperándote. 

—¿Es hoy? —Jimin asintió—. Lo había olvidado, son tediosos esos lugares, más cuando toda clase de personas se me insinúa.

Y era que, muchos trataban de llegar a él de cualquier forma para así de algún modo hacer las famosas prácticas en su empresa o sólo por tener la oportunidad de ligue con él. 

—Lo sé, pero ve el lado bueno. Ahí hay mucho de lo que te gusta.

El más alto sonrió ante la insinuación de su amigo quien sabía cómo animarlo.

Esperaba encontrar algo bueno o por lo menos salir ileso del lugar. 

No faltaba siempre la castrosa que se le arrimaba ofreciéndose en bandeja de plata, mas si supieran sus gustos. Pero no quedaba de otra, ya que para apaciguar las apariencias, ante el mundo le tocaba fingir lo que no era.

Un homosexual closetero con pequeños toques de sátiro, esperando por una buena polla. Eso sí, no cualquiera, tenía que estar rodeada por una espléndida escultura musculosa para su gusto.

BM~



El Elegido del Señor Kim |KookV|Where stories live. Discover now