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Oh por Dios, Oh por Dios...

Jungkook no era tonto y sabía lo que el mayor pretendía al decir aquellas palabras y estar en esa posición, las manos que estaban en sus muslos, moviéndose con delicadeza por éstos, sólo haciéndolo temblar ante el toque por sobre su tela. Negaba, no sólo por el hecho de aterrarle, sino que por no poder imaginarse o tan siquiera permitir que el mayor haga eso. No puede, se siente que denigra su persona ante ese acto tan... lascivo.

En sus 22 años, había experimentado mucho cuando tuvo tiempo, no es un mocoso que no sepa nada, ha practicado y estudiado en su momento lo que el placer carnal conlleva. 

Pero en ningún momento pensó o se preparó para lo que sus ojos apreciaban, la mirada del Señor Kim sobre él y su..., lo miraba descaradamente y con notable ganas de...

—No me mires así, sabes lo que una felación conlleva. —para este punto, Jungkook había dejado de negar y sólo lo miraba con súplica—. Quiero quitarte ese miedo y créeme, después de esto, ya no me mirarás de igual manera. Lo puedo asegurar, pero para eso, necesito que te relajes y disfrutes. ¿Puedes hacerlo?

Le dedicó la mirada más tierna que puede dar mientras sus manos subían hasta el cinturón de aquel vaquero. El menor por su parte sólo jadeó mientras sentía esas manos, cerró sus ojos fuertemente mientras daba un asentamiento con su cabeza. No tenía de otra, total, para eso había llegado a esa casa y firmado. Y si el Señor Kim decía que le ayudaría, el no era quién para negarse.

—Quiero que cuando lo empieces a disfrutar me veas, veas lo que hago contigo, veas como el Señor Kim te la mama.

Palabras que el menor sentía fuertes para que el mayor estuviera diciendo, pero debería de acostumbrarse. 

Y con esas palabras, su cinturón fue retirado con mucha tranquilidad. El cierre de su pantalón fue abierto y en menos de lo que pensó, sintió aquellas manos aferrarse a los bordes superiores para poder retirar la vestimenta, sus ojos fueron abiertos para observar al mayor quien había detenido sus movimientos. Una interrogante se dibujaba en su rostro ya que el Señor Kim no tardó en esclarecerla.

—Tu... ¿Estás limpio? —con temor le dice—. Es decir, estoy saltándome una de las reglas ya que tus exámenes médicos no están, así que sólo me tocará confiar en tus palabras y esperar que sean ciertas. —sus ojos brillaban a la expectación de lo que el menor pudiera decir, y es que Jungkook tenía en estos momentos su oportunidad de huir de sus garras y esperar hasta que sus exámenes estén, pero a quién quiere engañar, está casi duro y sin duda, quiere quitar de su mente esos pensamientos que no le permitirán avanzar. Aunque de igual manera, por mucho que lo atrase, ese día llegará.

—Lo estoy. —asegura firmemente.

—Entonces... confiaré en ti, Jungkook-ssi. —sonriente le dice y sus ojos destellan en felicidad—. Sólo... ayúdame un poco. —hace ver lo que quería y el menor ni lento ni perezoso capta. Eleva un poco sus caderas obsequiándole espacio para que pueda retirar su vaquero. Lo hace, pero en el proceso se lleva hasta su bóxer. Con mucha dificultad desliza la vestimenta hasta casi los tobillos del menor y vuelve a acomodarse entre las piernas abiertas del chico.

Sonríe. 

Jungkook quería taparse, le daba vergüenza y más al recordar un pequeño detalle, que obviamente para el señor Kim no pasó desapercibido pero no le importaba, sólo sonrió.

—Yo... no pensé que esto sucedería, a parte que hace mucho no hago esto, así que no...

—No importa, no es como si me disguste, sólo es vello. —le sonríe al muchacho para que se tranquilice y él seguir admirando aquel pedazo de carne.

El Elegido del Señor Kim |KookV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora