VI

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Narra Raúl

Me puse a pensar sobre la noche anterior. Realmente no confiaba en mi mismo y en mi poco autocontrol cuando había contacto con mi cuello. Por suerte no se podía cruzar la fina línia que separaba lo que eran simples besos de sexo. No podía cruzarse esa línia hasta que yo firmase el documento. ¿Y si lo hacía? No conocía cuales eran las condiciones ya que no se había hablado apenas del tema. Mientras seguía divagando en mis pensamientos me llegó un mensaje de Borja.

Borja
Qué tal Raúl, quería saber si este era tu número real o no
(Leído 19:21)

Raúl
Pues claro que lo es, que creías?
(Leído 19:22)

Borja
No se, por si acaso honey.
(Recibido 19:25)

Estaba dudando sobre si preguntarle o no sobre el contrato "sexual" como me gustaba llamarle. Borja tenía eso que me volvía loco. No sé que era, pero deseaba tenerlo para mi. Podían ser muchas cosas: su pelo castaño que caía rebelde por su carita, sus ojos castaños con un leve toque rojizo que me miraban con lujuria y mucho deseo, sus labios rosados, sus manos y brazos con las venas marcadas. Eran muchas cosas.

Raúl
Oye Borja, quería preguntarte algo
(Leído 19:32)

Borja
Dime
(Leído 19:33)

Raúl
Cuéntame sobre el contrato "sexual". Que implica y todo
(Leído 19:35)

Borja
Hablamos en mi casa, te espero
(Leído 19:40)

Me vestí con una sudadera blanca, ya que estaba en mi cama tirado sin camiseta, y un pantalón grisáceo de chándal y fui a casa de Borja.

Al llegar llamé a la puerta y el dueño de la casa me abrió, iba vestido con una camiseta negra ceñida de manga corta y unos vaqueros que le quedaban muy muy bien. Tragué saliva sin saber que hacer hasta que Borja me invitó a entrar. Le hice caso y le seguí hasta el despacho. Nos sentamos en nuestras respectivas sillas y Borja me acercó un contrato larguito, de unas 15 páginas.

- Antes de que leas nada, quiero que me escuches atentamente. - Dijo Borja mirándome fijamente. Tragué saliva nervioso y asentí. - Cuando leas el contrato verás prácticas poco... Convencionales que no describiré porque ya están escritas. Eso implica que tú no podrás hablar sobre nada de lo que hagamos, como es obvio. Lee bien el contrato, Raúl. - Terminó de hablar y se fue dejándome solo en ese precioso despacho. Cogí el contrato y empecé a leer con miedo. En pocas palabras: Borja era hematofílico. Donde me había metido. Suspiré y seguí leyendo:

• El sumiso deberá acatar toda orden que su amo dé. Sin poner objeciones. Se pueden negociar distintas prácticas sexuales.

• El amo no va a abusar de su sumiso cuando este esté bajo el efecto de drogas u otras substancias que afecten a su capacidad de decisión.

• Toda herida hecha durante la práctica, será desinfectada y curada a consciencia. El sumiso deberá hacerse analíticas de forma periódica para asegurar su estado de salud y no poner en riesgo a su amo. Y toda herramienta usada será debidamente desinfectada y esterilizada.

• Es estrictamente obligatorio establecer una palabra de seguridad que se usará en casos extremos o cuando se quiera parar la práctica. Por otro lado, la relación amo-sumiso se terminará cuando una de las dos partes lo desee, obviamente manteniendo la confidencialidad.

Seguí leyendo todos los puntos con atención, tachando prácticas sexuales y escribiendo comentarios al lado sobre algunas. La sangre era un factor muy importante por lo que podía leer. Tenía mucho miedo. No sabía si firmar o no. Había una parte que me hacía firmar, la más salvaje, pero la parte racional estaba muy presente.

Finalmente no firmé, dejé el documento encima de la mesa con un post-it pidiendo que lo leyese. Esperé a Borja sentado, nervioso e investigando toda la sala para despejar mi muy confusa mente.

Fine Line (Luzuplay) [En edición]Where stories live. Discover now