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Narra Raúl

Desde que Borja se fue a Milán, no había recibido ningún mensaje ni llamada. Miento, había recibido fotos de los lugares que visitaba pero fuera de eso nada. ¿Y si me estaba engañando? No creo, no es tan idiota de pedirme salir y luego ponerme los cuernos. ¿Cierto?. Bueno, se tiró a Iván pero... No, Raúl. Confía.

Más tarde le llamaría para asegurarme de que todo estuviera bien. ¿Era realmente necesario? No. ¿Lo haría? Sí.

Salí a despejarme, si me quedaba en casa terminaría cogiendo un vuelo a Milán para ir a verle. Me puse un abrigo, cogí la cartera y andé hacia el cementerio. Visitaría la tumba de mi hermana y mi abuelo, no sin antes comprar flores blancas para dejarles a cada uno. Pasé por la floristería y compré las flores. No sabía mucho sobre floristería a decir verdad, pero aún así sabía que el color blanco era la pureza, la paz y la inocencia. Un color perfecto para una niña de 4 meses y una persona mayor de 95.

Llegué al cementerio y entré. Empezaría por la tumba de mi hermana, anduve hacia ella y cuando la encontré me agaché acomodando las flores y limpiando un poco la blanca lápida. ¿Porque algo tan grande para alguien tan pequeño? Me preguntaba siempre que iba a visitarla. Cuando terminé de dejarlo presentable, me senté al lado de la tumba.

- Hola hermanita, soy Raúl. Tu hermano mayor, bueno no mayor porque el mayor es el otro, pero es un capullo así que soy el mayor. Hacía tiempo que no te visitaba ¿eh? - sonreí brevemente. - ¿Sabes? Conseguí entrar en enfermería e hice nuevos amigos. Son muy simpáticos, te hubieras divertido mucho con ellos. También conocí a un chico, Borja. Ahora mismo está en Italia, comiendo pizza y pasta como un desgraciado pero esta bien. Espero. Es un poco idiota pero... Le quiero y confío en él - vino una ráfaga de viento que me hizo temblar - Vaya, debería haber traído algo calentito, maldita sea. Bueno pequeña, voy a volver. Te lo prometo. Te quiero - murmuré, me levanté, me despedí y fui a la tumba de mi abuelo - Hola yayo, soy Raúl. Te he traído flores blancas. Se que me recuerdas poco, la última vez que nos vimos me dijiste que me querías y... - empecé a llorar - te echo mucho de menos. Fuiste un pilar en mi vida y ahora toda ella se derrumba. Mi vida se está derrumbando, yayo. - hipé y coloqué las flores. Suspiré intentando relajarme - Toqué para los De Luque. Toqué esa pieza tan nuestra. ¿La recuerdas? Rachmaninoff. La tocamos tantas veces juntos... Se ha convertido en una pieza muy personal. En el recital toqué un total de ¿diez piezas? Creo que eran diez sí. Dos iban en tu honor, que menos. Tu me introdujiste en el mundo del piano. ¿Recuerdas cuando cantábamos juntos canciones de Elvis Presley? Aún las escucho para no echarte tanto de menos mientras me tomo una de esas infusiones que tanto te gustaban. Y me paso las tardes leyendo esos libros que tanto te gustaban teniendo de fondo a Paul Anka y su mítico Put your head on my shoulder. Aún sigo yendo a tu casa, aún siguen los tíos. Tu esencia está presente, puedo sentirla. Pero los tíos no me dejan tocar el piano, dicen que es traer malos recuerdos. Se que algún día, volveré a tocar esas maravillosas teclas. - suspiré abrazándome a mí mismo. - Se que si pudieras verme, me echarías la bronca por venir hasta aquí con un abrigo y sin nada caliente. Pero ese no es el tema, ¿cierto? - reí suavemente - Estoy saliendo con un chico, no es el mismo que en secundaria. Es otro, me trata mejor aunque a veces tengamos nuestras cosas. Le quiero, me quiere y vino hasta aquí para estar conmigo en Navidad. Después se fue de nuevo a Milán y ahí sigue. En cinco días vuelve. Le quiero mucho, pero aún no me ha dicho nada desde que está ahí. No creo que me esté engañando, su padre le ha quitado mucho tiempo. No me extraña - sonreí - Mamá y papá están en Reino Unido con mi hermano. Ya sabes, favoritismos y mierdas así. Pero bueno, dias tontos y tontos todos los días. Qué le vamos a hacer. ¡Ah! Y quiero dar clases de piano, creo que podría hacerlo bien. Bueno yayo, volveré otro día. Recuerda que te quiero y que nunca te olvidaré. - sonreí y salí del cementerio camino a mi casa. No sin antes pasarme por una cafetería para calentar mis manos. Malditos días de invierno.

Fine Line (Luzuplay) [En edición]Where stories live. Discover now