XV

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Narra Borja

La casa de Raúl se me hacia cálida, las paredes de color blanco en contraste del suelo de madera marrón aportaban una bonita sensación de tranquilidad.

La decoración no era exagerada, había la cantidad justa de plantas, fotos, lámparas y alfombras. Había buen gusto. La cocina era bonita, amplia y bastante luminosa.

Raúl y yo fuimos al salón, había un precioso piano negro que contrastaba con las paredes de la casa.

- ¿Tocas el piano? - Raúl asintió con una media sonrisa.

- Pero es un pasatiempo, nada profesional. - Respondió encogiéndose de hombros.

- ¿Puedo escucharte tocar? - Pregunté acariciando la tapa que ocultaba las teclas, Raúl se puso rojo ante esa petición y negó brevemente. Susurró un "lo siento" y nos quedamos ambos en silencio.

Estaba intranquilo, me sentía como el típico niño de cinco años nervioso ante la persona que me gustaba. Pero no era así, lo mío con Raúl no era amor.

¿Follábamos? Sí. ¿Había citas, numerosos "te quiero" y cenas para conocer a nuestros padres? No. Lo nuestro era sexo y ya.

No había sentimientos entremedio.

O de eso quería convencerme.

Raúl recibió una llamada, me aparté un poco para dejarle intimidad pero escuchando un poco lo que decía.

- Hola Alex, dime. - Respondió con felicidad. - Por mi perfecto. - Raúl andaba y asentía mientras no dejaba de hablar. - ¿Dónde siempre? - Raúl asintió. - A ver que cuenta el cerdo de Rubén. - Soltó una carcajada y suspiró con una sonrisa en su cara.- Nos vemos, chao. - Se despidió manteniendo la feliz expresión. Ambos nos miramos.

- Si estas ocupado, me voy. - Comenté incómodo rascando mi nuca.

- No, no tranquilo, bueno aún no. - Raúl estaba ligeramente nervioso. - ¿Desayunamos? - Asentí siguiéndole hacia la cocina. En mi bolsillo el movil vibró, lo saqué y ojeé el mensaje.

- Raúl perdóname pero tengo una urgencia y he de irme. - Dije después de leer el mensaje de mi madre. - Nos vemos, honey. - Salí de su casa casi corriendo, escuchando solamente un adiós un poco triste.

Disfrutaba de la compañía de Raúl más de lo que quería y necesitaba en ese momento.

Llegué a mi casa casi corriendo y al entrar cerré la puerta con un golpe fuerte.

- ¡¿Por qué ha vuelto, mamá?! - Pregunté casi gritando. - ¡Te dije que no quería verle más! - Me acerqué al hombre en cuestión amenazante casi a punto de pegarle.

- Borja hijo escuchame vengo en son de paz yo... - Empezó a decir mientras se iba alejando de mi.

- ¡Nunca serás mi padre hijo de puta! - Dije dando un golpe a la pared.

- Quiero disculparme por haberme ido sin decirte nada y por haber desparecido estos años. - Comentó en voz baja. Chasqueé la lengua y sonreí de lado.

- ¿Y ahora vienes porque sabes que a mi madre y padre les sobra la pasta y quieres rascar de su bolsillo no? - El tono de la pregunta era irónico, pero la conversación no.

- ¿Qué? ¡No! - Respondió indignado.

- Si no te vas tu, te echo yo. - Me acerqué a la puerta y la abrí - Sal, gracias - Vi como salía por la puerta, cerré de un golpe.

- Borja cariño, perdónale... - Miré a mi madre frunciendo el ceño.

Estaba diciendo tonterías.

- No, mamá, no puedo perdonarle. Hay cosas que no se perdonan ni se perdonarán, voy a estudiar. - Subí hasta mi cuarto y me encerré dando un sonoro portazo.

Tener una familia inestable era una mierda.

Fine Line (Luzuplay) [En edición]Onde histórias criam vida. Descubra agora