XLIV💭

1.5K 263 226
                                    

Narra Raúl

Las cosas no pintaban demasiado bien: mis padres me confirmaron que estas Navidades serían solitarias para mi y, además, Borja estaba de viaje a Milán. En resumen: botella de vino, pelis navideñas y soledad.

Aunque realmente, los últimos días Borja y yo hablábamos mucho por llamada ya que este se encontraba fuera.

Días antes

-Te echo mucho de menos - murmuró Borja. - Esto es una tortura sin ti, estoy harto de ir de compras. Ven aquí y perdámonos por Milán.

- Sabes que si pudiera me presentaba - sonreí. - Sabes que también te echo de menos, me debes algo por dejarme tirado en Barcelona y en Navidad - reí.

- Ya te traeré algo de Milán, espero que eso lo compense. - rió contagiandome su risa.

- Idiota, vuelve tu y con eso ya estaré contento. - me mordí el labio suavemente.

- Pues el uno de enero me tendrás ahí. Solo espera un poco, honey. Cada dia queda menos. - murmuró suspirando.

- Pero si no es ni Navidad aún - murmuré haciendo un pucherito.

- No me hagas pucheros, que no puedo besarte - murmuró como si pudiera verme - Quedan dos días para Navidad, por lo que ocho días para vernos. Tic tac, tic tac - sonreí por el cariño que expresaba su voz.

- Te necesito - dije en un tono casi inaudible. - Te cuelgo, hasta mañana cielo.

- Adiós honey, te quiero - Borja colgó. Me había dicho "Te quiero". Borja me quería.

Actualmente

Enserio, ojalá nadie pasara las navidades solo. Me tiré al sofá y puse "Pesadilla antes de Navidad" preparando palomitas dulces. Planazo.

Me acomodé en el sofá al volver de la cocina con las palomitas y le di al play. Esa pelicula me encantaba, sin exagerar.

Al rato, llamaron al timbre. ¿Quién llama al timbre de una casa un 25 de Diciembre a las 21:34 de la noche? Un asesino en serie, un atracador, la policía y un largo etcétera. Me levanté perezoso y con cautela me acerqué a la puerta. Si voy a morir al menos que sea rápido y en un minuto par, para morir bien obvio. Suspiré y abrí sin mucho entusiasmo y sin mirar por la mirilla.

- Llego a ser un asesino y ya estarías muerto. - dijo una muy conocida voz.

- Borja pe... ¿Pero qué haces aquí? - murmuré abrazándole fuerte y aspirando su maravillosa fragancia.

- Quería estar al menos hoy contigo, es Navidad, no quería que estuvieras solo - me devolvió el abrazo con más fuerza.

- Podríamos haber hecho llamada, te salía más barato - sollocé mientras le miraba y mis ojos se aguaban. - No tenías por qué venir - Le abracé de nuevo soltando algunas lágrimas.

- No digas tonterías, por videollamada no puedo hacer esto - me levantó la cabeza y me besó de forma suave, como si solamente rozaramos nuestros labios. Era un beso demasiado amoroso, cuando nos separamos nos quedamos mirándonos a los ojos.

- Te quiero - susurré sonrojandome.

- Te quiero, babe - dejó un beso en mi frente.

- Entra vamos, hace frío - le cogí de la mano y le hice pasar llevándole a la cocina para prepararle un café y así entrara en calor. Mientras encendía la cafetera y sacaba una taza notaba como Borja seguía mis movimientos con la mirada - ¿Hasta cuando te quedas? - me giré con dos tazas para que escogiera una. Señaló una con un impreso de pokemon, guardé la otra.

- Mañana me voy de nuevo, aunque por la tarde. Quería estar hoy contigo, ya lo sabes pequeño.

- Oh - seguí con el café - Y volverás el uno, ¿No? - lo serví en la taza y se lo dí. Borja cogió la taza calentándose las manos.

- Efectivamente, gracias por el café - sonrió y le dio un sorbo. - Te tengo una pequeña sorpresa por Navidad, no es gran cosa pero supuse que te haría ilusión.

- No hacía falta - murmuré - yo no tengo nada para ti - hice un puchero que él besó suavemente.

- Claro que hacía falta y no, no quiero ningún regalo tuyo me niego - me abrazó. Fue al salón y cogió un paquete que me entregó - No sabía qué regalarte, por lo que espero que te guste - apartó la mirada de mi y se acomodó en la encimera. Abrí el paquete, en este había un libro de infermeria (sí, eran demasiado caros pero necesarios) y una cajita de una marca demasiado cara que contenía un reloj plateado con un bonito y simple grabado: "Honey".

- No... no puedo aceptar esto, es demasiado - murmuré.

- Venga ya, no es nada - le abracé escondiendo mi cara en su cuello inspirando su aroma. - Quería preguntarte algo... - Levanté la mirada y me fijé en sus ojos. - Quieres... ¿quieres intentarlo? Ya sabes, tu y yo, pareja. ¿Quieres salir conmigo?

Fine Line (Luzuplay) [En edición]Where stories live. Discover now