Fine line: epílogo.

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Disclaimer: este epílogo va a ser escrito en base al final 1 de Fine Line. Si no lo recuerdas recomiendo volver a leerlo.

Narra Borja

Me sentía destrozado. No tenía fuerzas para nada y menos para ir al funeral y entierro de Raúl. Estuve toda la noche llorando sin parar recordando innumerables momentos con Raúl: nuestro primer beso en la fiesta, nuestro primer polvo, la primera cena, los momentos íntimos, la maravillosa melodía que sonaba cuando él tocaba el piano... Eran tantas cosas que no podía numerarlas. Con una fuerza de voluntad desconocida, me levanté de la cama agotado y me dirigí al baño para afrontar este largo y duro día. La madre de Raúl decidió hacer el proceso el mismo día para ahorrarse un dolor que no desaparecería tan rápido. Me metí en la ducha y pulsé el botón para poder llorar lo que en ese lugar no podría llorar. Por lo visto, iba a ir bastante gente. Gente que seguramente conoció a Raúl de forma superficial, que no conocía al precioso chico que tenía al lado. Cuando sentí que me quedé sin lágrimas, salí y me sequé.

- Borja vamos, llegaremos tarde. - Anunció mi madre. Sí, también irían. A la mierda la intimidad.

- Me da igual, ya no quedan motivos para nada. - Respondí vistiéndome con la ropa que llevaría. Me puse ante el espejo acomodándome el cuello de la americana y cogiendo un pequeño collar de Raúl que ajusté en mi cuello junto al ya colocado reloj que le regalé. Necesitaba sentirle cerca, y esa era la mejor forma.

- ¿Estás listo? - Preguntó mi padre.

- No. Vamos. - Abrí la puerta abandonando mi casa y yendo al coche. No iba a conducir, era demasiado peligroso, y los otros chicos irían a parte. Me senté de copiloto y me abroché el cinturón esperando a que ellos llegaran. El tiempo pasaba muy lento, demasiado. Y, si seguía así, no estaba seguro de poder soportar el largo día. Cuando mi padre encendió el coche volví a esa cruda realidad. Nos dirigimos al tanatorio, era temprano, pero necesitaba estar un tiempo a solas con Raúl. El trayecto se hizo demasiado corto. Al bajar del coche, mis manos temblaban. No podía ver a los padres de Raúl, ni a su hermano. No podía afrontarlo. No podía entrar a la sala y fingir que eso no era mi culpa. Era todo mi culpa.

- Id... Id tirando yo... Yo ahora voy. - Mis padres asintieron y se fueron. Me quedé en el parking apoyado en el capó. Antes de afrontar la realidad, debía respirar y relajarme. Cuando me sentí ligeramente más seguro entré y me dirigí a la sala que llevaba el nombre de Raúl. Mi respiración se hacía cada vez más pesada. Cuando estuve delante de la puerta llame suavemente y entré. No había prisa. Tomé un par de pesadas respiraciones y me dirigí a la madre de Raúl.

- Oh hola. - Dijo ella con una breve pero triste sonrisa. - Supongo que eres Borja, ¿No? - Asentí. - Gracias por venir, cariño. Sé que fuiste una persona muy importante para mi hijo. - No sabía que decir, abrí y cerré la boca. Hasta que pude articular alguna palabra decente.

- Lo... Lo siento mucho. - Murmuré. - Podría... Podría haberlo evitado y... - Ella me abrazó y le correspondí.

- No te culpes. No tienes culpa de nada. Cuidaste mucho a mi hijo, quédate con eso. - Lágrimas asomaban por sus ojos. Murmuré un gracias y la abracé. Mi gesto era mínimo, pero no podía hacer más. - Has sido el primero en llegar. Pensábamos que no vendría nadie, Raúl no fue de... Muchos amigos. - Sonreí triste. La relación entre la madre de Raúl y Raúl solía ser muy fría aparentemente.

- En la Universidad conoció a unos amigos maravillosos. Créame, Raúl estuvo muy contento. - Un ápice de felicidad y esperanza iluminó sus ojos. - Fue alguien muy querido. Aunque no sea el momento, cuando conozca a los chicos se lo confirmarán. - Ella asintió apretando mi mano.

Fine Line (Luzuplay) [En edición]Where stories live. Discover now