Uno

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Algo común en muchas personas era odiar el sonido de los despertadores; mi caso era distinto, yo amaba despertar, el dormir para mi significaba dejar de hacer muchísimas cosas interesantes, así que cuando en la madrugada escuchaba esa hermosa melodía de Claude Debussy, se dibujaba automáticamente una sonrisa en mi rostro, y mis ojos se abrían con gran convicción por este nuevo día. "Claro de Luna" daba inicio a mis mañanas que solían empezar cuando aún quedaban rastros de la luz de luna.

Mi rutina era simple pero minuciosa, vivía en un pequeño departamento de treinta metros cuadrados y por lo mismo prefería tener una vida más bien minimalista, cualquier objeto de gran tamaño se haría gigante en mi pequeño hogar, todo se resumía a una habitación que contaba con una cómoda cama, un pequeño sofá y una cocina que tenía el espacio suficiente para alguien que prácticamente no cocinaba.

Por las mañanas al levantarme estiraba mi futón y abría las ventanas para que entrara aire limpio, luego me bañaba rápidamente y me vestía con el atuendo del día, en menos de 20 minutos estaba listo para tomar el autobús e ir al trabajo.

Trabajaba hace unos 3 años en una pequeña cafetería en el centro de la ciudad, me gustaba bastante el lugar, era tranquilo y después de tantas horas allí, el aroma a café se impregnaba en mi ropa y eso me encantaba.

Mi turno comenzaba a las 7:30, tenía que abrir el local rápidamente ya que estaba a unos pasos de la estación de metro y por la mañana muchísimos oficinistas pasaban a comprar el primer café del día. La mayoría de los días Chungha me acompañaba en mi turno, era la hermana menor del dueño y acomodaba sus turnos a sus clases en la academia de baile.

Ella era una pequeña chica omega, de contextura muy frágil y personalidad adorable, pero todo cambiaba cuando comenzaba a bailar, ella era increíble en su disciplina.

- Hola Taehyung, buenos días – dijo la chica mientras ordenaba la caja registradora para hacer el registro de la mañana.

- Hola pequeña, llegas temprano hoy – le respondí mientras me ponía el delantal negro que era parte del uniforme.

- Hoy tengo que salir un poco antes, y prefiero dejar las cosas listas temprano, así que te quedarás un rato solito.

- Vaya, espero que hoy no sea un día ajetreado.

La mañana pasó rápidamente, a la cafetería entraron muchas personas con fragancias completamente diversas, algunas eran agradables, otras melancólicas, e incluso algunas bastante desagradables, me resultaba fascinante que fuese posible saber el estado de ánimo de alguien solo percibiendo el aroma que tiene.

Mi compañera de trabajo tenía un aroma refrescante y tranquilizador, como si fuese sacado de lo profundo de un bosque desconocido, reflejaba perfectamente su personalidad tranquila y amable, incluso podría asegurar que sentía leves notas a eucaliptus.

- Señor Kim, deje de concentrarse en los aromas, me dijo la chica mientras dejaba una orden de cafés para preparar.

- Lo siento, es que de verdad hueles muy rico.

- Lo sé, me lo has dicho demasiadas veces.

En mi adolescencia, cuando fui completamente consciente de mi falta de aroma me deprimí demasiado, mi madre me llevó a un sinfín de especialistas e incluso a psiquiatras, pensando que podría ser un problema psicológico, pero nada funcionó, simplemente Kim Taehyung era un omega defectuoso que no poseía aroma.

Al ver como todos mis amigos se desarrollaban y presentaban según sus respectivos grupos me provocaba un profundo dolor, yo sabía perfectamente que jamás podría saber como se sentiría eso, al no tener aroma, no producía feromonas, y eso derivaba en una enorme cantidad de problemas hormonales, físicos y emocionales. Nunca había sufrido un celo, nunca había sentido un aroma que me enloqueciera, nunca había sentido atracción física por alguien, en definitiva, era un cascarón vacío, una parte muy importante de mi estaba perdida, y jamás podría saber dónde se perdió.

Intenté por muchos medios solucionar este problema, pero cuando cumplí 22 me rendí, y abandoné toda esperanza de formar una familia, al no tener aroma, ni feromonas, ni celo, ni absolutamente nada de eso, me era imposible atraer a algún alfa, e incluso le era indiferente a los betas y omegas, no importaba como me viera físicamente, no era una persona que atrajera a los demás. No había nada más que hacer, con el tiempo simplemente me resigné a mi soledad, a compartir mi cariño con mis pocos amigos, y a buscar la felicidad en otras cosas, en los pequeños momentos ignorados por todos, en esas luces hermosas que se cuelan entre las hojas, en el sonido de la lluvia, y en todos los miles de aromas que hay en el mundo.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaWhere stories live. Discover now