Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia Completa

Treinta y seis

Jimin, Namjoon, Hoseok, Yunho y Jeongyeon.

Desde la visita de los amigos de Yoongi hyung todo había estado extraño e incómodo, le pregunté muchas veces qué sucedía, si estaba todo bien, pero él insistía en que simplemente estaba sin ánimos y prefería estar en casa, durante la última semana he ido dos veces a verlo, totalmente distinto a nuestras visitas diarias, ya sea salir a cenar, o que él venia a la cafetería y conversábamos mientras yo trabajaba, uno que otro día yo dormía en su casa, otro él en la mía.

Pero desde lo sucedido todo estaba enrarecido.

Park Jimin, su ex novio, me había dado una sensación extraña, sus palabras estaban cargadas con un mandato extraño, como si supiera perfectamente qué decir para hacer sentir mal a mi novio, siempre escondiendo todo bajo una sonrisa y sus manierismos delicados. No me agradó para nada.

Luego de que se marcharan del departamento de hyung; él insistió en contarme nuevamente sobre la relación que tuvo con Jimin, sobre como habían decidido separarse y lo difícil que había sido para ambos y sus familias. Definitivamente, el omega era un buen partido, todo lo que uno esperaría de uno, pero decidí no afligirme por ello, hyung estaba conmigo, me había escogido a mí, sabiendo que si lo deseaba podría retomar su relación con Jimin. Él les había dicho claramente que yo era su novio, y eso me llenaba el corazón de una sensación dulce y cálida que jamás había sentido.

En toda mi vida nunca había tenido una relación formal, lo sucedido durante mi adolescencia con Jungkook fue bastante triste, pero no dejaban de ser las ilusiones sin fundamento de un omega romántico e iluso, jamás nos comprometimos a nada, jamás fuimos novios, solo éramos un poco más que amigos, y unos unían promesas infantiles de eternidad; como si nuestro amor hubiese sido destinado, evidentemente ese no fue el caso. Luego solo conocí a algunas personas, pero todo terminaba pronto al dejar de tener interés en mí.

Las palabras cálidas de hyung me llenaban el alma, pero no dejaba de preocuparme su repentina lejanía. Gracias a los medicamentos que me había dado el doctor Choi, mi percepción sobre los aromas había mejorado enormemente, yo siempre pude sentirlos, aunque de una forma leve y sin poder distinguir sus matices de estados de ánimo ni feromonas; ahora era capaz de sentir las emociones que desprendían los aromas, y eso era fascinante, claro, hasta que una semana después de lo sucedido en casa de mi alfa, decidí ir a verlo.

La casa estaba lúgubre, en plena oscuridad, tuve que prender algunas luces y abrir las ventanas para que entrara luz y se disipara el aire viciado; subía las escaleras encontrando a mi alfa acostado en su cama, cubierto con sus mantas y un aroma agrio lo rodeaba, era tan extraño que no pude evitar arrugar mi nariz.

- Alfa, ¿estás despierto? – pregunté dando pequeños toques en su hombro cubierto por la manta; él solo asintió con su cabeza – no te ves muy bien, ven sal de tu escondite, déjame verte y mimarte, puedo preparar algo delicioso para comer, de seguro eso alegra tus ánimos, amor.

- ¿Puedes sentirlo?

- ¿A qué te refieres?

- A la peste que estoy desprendiendo – su tono era sin emociones, hizo que me preocupara.

- Yo puedo sentirlo hyung, los medicamentos me permiten sentirlo.

- ¿Aun así quieres estar conmigo? En estos momentos no soy un buen alfa, Tae, no lo soy.

- No digas eso, eres mi alfa, y eres bueno, yo te quiero así, no me importa a qué huelas, pero si me preocupa porque no estoy familiarizado con esto, y no sé interpretar qué sucede, lo siento tanto hyung.

- No lo sientas bonito – dijo saliendo de su escondite y apoyó su cabeza en mi hombro – yo debo contarte algunas cosas... Debo decir que he sido una persona egoísta... Lo siento, ese tratamiento que estás tomando... Me quitó algo de privacidad – dijo soltando una risa amargada – soy egoísta, y reconozco que me gustaba que no pudieses sentir esto antes, me daba seguridad que ante todo, no estaría expuesto ante ti... Ante tus ojos yo siempre sería un alfa fuerte y seguro porque no podías saber lo que mi cuerpo liberaba sin yo poder controlarlo...