Sesenta

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- ¿Por qué estás tan triste? – susurré en voz baja mientras la miraba, me daba muchísima pena verla en esas condiciones, tan triste y decaída. - ¿Qué hice mal? ¿En qué me equivoqué? – No podía dejar de culparme, todo fue tan rápido que no tuve tiempo de darme cuenta que algo andaba mal con ella.

Ahí estaba yo, mirándola sentado frente a ella; mi bella Helena, mi preciosa plantita estaba muriendo frente a mí y yo no sabía qué hacer. Hace unos días la había traído conmigo cuando llegué a casa de hyung, pero ahora estaba tan triste, tan opaca y sin vida, sus hojitas se estaban secando y su frondosa melena verde estaba disminuida y carente de vida.

Siempre me gustó cuidar plantas, les daba amor y ellas me daban amor, yo las cuidaba y ellas me llenaban de tranquilidad, y por lo mismo, verlas en estas circunstancias me llenaba de tristeza, Helena estaba muriendo porque yo no pude cuidarla.

Terminé de cortar sus ramitas dañadas, y le canté una canción para que se sintiera mejor, mi abuela decía que a las plantas hay que hablarles y cantarles, así crecen más lindas. La cambié de lugar por uno donde le llegara un poco más de luz y me despedí de ella, debía ir a hablar con Seokjin hyung y decirle que iba a renunciar.

Renunciar.

Sonaba triste, sonaba tan triste como ver morir a mi plantita, sonaba deprimente y eso me deprimía. Podía imaginarme su cara y las lágrimas de mi amiga al enterarse.

Seoul me gustaba, era un lugar que me daba libertad, que me permitía respirar en paz y vivir lentamente pese a todo el ajetreo de la gente, yo simplemente iba lento por allí y vivía en mi burbuja, con mi café, mi música y mis plantas. Regresar a Daegu era recordar cosas que no deseaba, y que me ponían triste.

Mi familia era de las afueras de la ciudad, era más similar al campo que a una gran ciudad, y allí todos se conocen, todos sabemos la vida de los otros, y por obligación nos hacemos parte de cada acontecimiento. Allí en ese pequeño mundo estaba mi infancia, estaban mis recuerdos tristes y mis penas, volver se sentía tan real y doloroso, que podía escuchar la voz de mamá susurrándome al oído. Mamá no era mala, mamá solo quería lo mejor para mí, pero dolía tanto el recordar.

Tomé mi bolso y salí de casa, caminé las pocas cuadras que me separaban de la cafetería y tomé aire para calmarme; quería llorar, pero no podía decirle a mi alfa que realmente no quería ir, yo lo amo, y haré lo que sea por él, pero no puedo evitar que el miedo se apodere de mí, no cuando todo se ve real.

- Tae, hola ¿qué haces acá? Hoy no tienes turno. – Escuché decir a Seokjin, quien limpiaba la entrada con una escoba.

- Hola, vi-vine a hablar algo contigo hyung – solté sin mirarlo.

- Mmm... - murmuró – entra, hablemos adentro.

Una vez adentro, me senté en una silla y al poco rato hyung llegó con dos vasos con jugo y se sentó frente a mí.

- Hoy no es un día con muchos clientes, es un fastidio, siempre que me toca turno no viene nadie, es una lástima enorme... Incluso el chico moreno y alto que solía venir hace algunas semanas ha dejado de pasar por aquí, tuve que haberle pedido el teléfono ¿no crees? – dijo con queja.

- Hyung yo pensaba que eras hétero. – Dije frunciendo el ceño.

- Lo soy, me gustan mucho las chicas, todo en ellas me gusta, pero aquel chico era curioso... Sí, me llamó mucho la atención... Pero en fin, dime... ¿Qué sucede?

- Quería hablar contigo porque... Porque... - No quería decirlo.

- ¿Por qué...? – me dijo él. Abrí mi bolso con cuidado y le entregué una carta. - ¿Qué es esto? – dijo abriéndolo, yo no pude mirarlo. - ¿Renuncia? ¿Estás renunciando?

- Lo... Lo siento mucho hyung, sé que prometí estar aquí mucho tiempo y ayudarte con todo, pero... Pero ha surgido un inconveniente y no puedo evitarlo, no puedo continuar trabajando aquí... Yo... – sentía como mi garganta se apretaba de a poco y me impedía hablar con tranquilidad. – Yo debo regresar a Daegu.

- ¿Qué? ¿Por qué regresarías? – Dijo intrigado y con un tono preocupado.

- Es... Es mi alfa, él debe volver, yo me iré con él. - Solté sin más.

- ¿Cuánto tiempo llevan? Unos meses.

- Llevamos 5 meses juntos.

- 5 meses y estás dejando todo por él. Sé que como beta no los entiendo bien a ustedes y sus clases y todas esas cosas, pero debes pensarlo bien, es decir, te ha costado tanto, has trabajado duro durante 3 años para estar donde estás ahora, no puedes simplemente dejarlo todo y regresar... Tu madre... ¿Ella lo sabe? – yo negué con la cabeza – dios, ella se volverá loca, sabes como es... Yo la he visto un par de veces y perdona pero, está loca, ella no te dejará libre, y eso te hará daño, lo sabes.

- Pero iré con mi alfa, él me...

- ¿Te cuidará? Si claro, pero no puede estar pegado a ti 24/7, y sabes que estar allí te hará mal. ¿Qué pasa si te encuentras con él? – Sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo con solo pensar en ese hombre.


- Eres un estúpido niño, por eso te pasan estas cosas, pero tienes una cara tan linda – sus dedos recorrieron el contorno del rostro del menor – eres tan hermoso Taehyung, ese chico debe ser mucho más estúpido que tú... Imagina dejar a una criatura como tú a merced de gente como yo... Son unos imbéciles y yo tengo demasiada suerte. – Sus labios se posaron en los del menor pese a que intentó correr la cara.

- No quiero, déjame ir a casa – dijo el chico castaño.

- Eres estúpido bebé, me pregunto qué hay dentro de este cráneo hermoso – sus manos se posaron en la cabeza del menor y lo apretó con fuerza provocando que de él saliera un chillido. – Me excita tanto que no huelas a nada... Las otras omegas son unas apestosas, me da asco lo empalagosas que son, y cuando gritan sueltan un aroma repugnante, tan lleno de miedo, no me gusta... En cambio tú, tú eres puro mi bebé, eres prístino y angelical, eres mío bebé... Cuando sea luna llena, serás mío y te marcaré... Serás mío Kim Taehyung.


- Él se fue, me dijeron que estaba en Japón, lleva unos años allá, no creo que haya vuelto. – Dije pisando mis palabras.

- Espero que así sea, porque sabes perfectamente de lo que es capaz.

- No lo digas hyung.

- Sólo espero que todo vaya bien, que esto sea una buena idea, y que regreses pronto. – Tocó mi mano con cariño y me sonrió.

Hablamos un rato más hasta que escuchamos la campanilla sonar, había llegado un cliente y yo decidí regresar a casa, no estaba de humor para pasear por la ciudad. Sabía que estaba desanimado y que pese a que mi aroma era inexistente, tenía miedo de que mi alfa supiera lo que estaba sintiendo, yo debía apoyarlo ante todo, y por lo mismo, decidí dejar de tomar mis medicamentos; era necesario, debía mantenerme lo más tranquilo posible para tener esta situación bajo control, lo lamentaba por mi lobo, le pedí disculpas en reiteradas veces, tenía la esperanza de que pese a dejar mis medicamentos, mi lobo siguiera activo por la presencia de su alfa, rogaba que así fuera.

Había tomado una cita con mi médico para un par de días más, le comentaría sobre mi traslado y aprovecharía de pedir más medicina en caso de ser necesaria, también terminaría de arreglar las cosas e intentaría mantener todo tranquilo para mi alfa.

Se escuchó la puerta principal ser abierta y escuché la voz de mi alfa saludar, bajé rápidamente tras guardar mis medicamentos en una cajita, lo dejé en su lugar habitual y fui al encuentro con Yoongi; él me besó suavemente y me abrazó por la cintura, yo acaricié su cabello y correspondí su beso. Las próximas semanas serías muy complicadas.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaWhere stories live. Discover now