Cincuenta y uno

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Su cabeza no lograba procesar lo que había sucedido, realmente estaba muy jodido y tenía una mínima cantidad de amor propio ¿Qué estaba haciendo con su vida? Jimin estaba sentado en un bar debiendo solo, algo que los últimos meses parecía una costumbre.

Cuando era pequeño solía preguntarse la razón que llevaba a su padre a beber solo en el bar que tenía en su departamento; era un mueble de madera que guardaba todos los tragos caros que su familia había coleccionado durante años, y su padre se abandonaba a si mismo en ese lugar, caminaba lentamente tras una larga jornada de trabajo, dejaba su abrigo sobre el sofá en la sala de estar y se dirigía hacia ese lugar que Jimin tanto temía, una habitación oscura y fría, llena de botellas que tenía prohibido tocar y todo era acompañado por un gran ventanal que dejaba ver la ciudad nocturna y por supuesto un par de cómodos sillones de cuero.

Jimin miraba con curiosidad desde la puerta como su padre se acercaba a la barra y sacaba un vaso grueso y una botella de un líquido color caramelo, el hombre se dejaba caer sobre uno de los sillones y contemplando el paisaje comenzaba a beber en silencio durante largos y melancólicos minutos.

- Hijo, no te escondas, sé que estás ahí. – Escuchó decir al hombre con voz calmada, pero triste.

- Lo siento, me desperté cuando escuché la puerta – dijo el pequeño omega de 7 años.

- Ven, siéntate con papá – le indicó el sillón a su lado mientras tomaba un sorbo de aquel líquido prohibido. El menor hizo caso y caminó a su encuentro, recibiendo la ayuda de su padre para subir al sillón.

- Mamá dice que no debemos sacar las cosas de aquí – dijo el menor con tono silencioso.

- Mamá dice muchas cosas Jiminie, pero a veces mamá no tiene la razón.

- ¿No? – dijo con un puchero el menor.

- No.

- Por eso bebes eso – dijo apuntando al vaso de su padre – ¿porque ella no tiene la razón?

- En parte sí, pero también es porque a veces la vida de los adultos es difícil, por lo mismo un bebé tan hermoso como tú... – dejó su trago sobre la mesa y tomó a su hijo entre sus brazos para sentarlo sobre sus piernas – Un bello niño como tú tiene que disfrutar su vida, vivir cada segundo como si fuera el último, y especialmente disfrutar estos momentos, en los que está junto a su padre que lo ama tanto.

Jimin apoyó su cabeza sobre el torso de su padre mientras este lo mecía.

- A veces los adultos nos equivocamos hijo, a veces hacemos cosas sin pensar porque creemos que es lo mejor para todos, le damos la razón a estupideces y luego nos arrepentimos tanto de ello... Alejarte de personas que amas porque te dicen que no es apropiado que estén juntos... No dejes que te digan a quien amar hijo, nunca lo permitas.

- Pero tú amas a mamá, ¿cierto? – preguntó el pequeño con un tono cansado y somnoliento.

- Tu madre es una mujer especial hijo, a veces me encandila de una forma abrumadora, me recuerda tanto a cuando tu naciste, eras un pequeño bebé tan hermoso, sentí como si mi corazón se fuera a salir de mi pecho al saber que tú eras mi hijo, mi pequeño bebé. Tu madre... Ella nos ama a ambos... Yo la amo... La amo de una forma especial... Pero, también tengo muchos arrepentimientos en mi corazón, te amo hijo, pero siempre pienso en el "qué hubiese pasado" ... - Miró de reojo al niño entre sus brazos y se dio cuenta por su lenta respiración que ya estaba profundamente dormido.

- Me pregunto Jiminie, qué hubiese pasado si yo hubiese sido más valiente, qué hubiese pasado si la hubiese seguido a ella... Quizás mi corazón no estaría tan destruido, quizás mi lobo no se hubiese dado por vencido... Quizás abrazaría a la vida y tendría la dicha de despertar cada día... Pero no es así... Tu madre me dijo que había hablado con los Min, al parecer quieren emparejarte con el sucesor de la familia, un alfa prometedor según dijo... ¿Serás feliz con él? Me gustaría ser más valiente y sacarte de aquí mi bebé, irnos lejos, ir a Busan con nuestra familia, te podría criar de una forma más modesta, quizás no tendríamos lujos, pero podríamos disfrutar de la vida sencilla y feliz... Podría ir con ella, estoy seguro que nos recibiría con los brazos abiertos, te querría como a su propio hijo... Pero soy un cobarde, un cobarde que se rindió ante la vida y prefiere beber solo y llorarle sus penas a su pequeño hijo mientras duerme... Soy una vergüenza de alfa.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora