Cincuenta y cuatro

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Los días pasaron y finalmente Jimin salió del hospital, su madre insistió en llevarlo a Daegu con ella, pero el menor se negó, sentía que todo sería peor si se fuese a casa. Jeongyeon estaba fuera de peligro, pero había sido trasladada al Hospital Metropolitano de Daegu, él solo la vio partir mientras dormía, le pidió a la madre de la chica que le entregara una carta que había escrito la noche anterior.

El omega estaba en su cuarto de hotel, en ese hotel tan triste donde se quedaba, incluso pensó que quizás sería mejor arrendar algún departamento, algo que le diera una sensación más hogareña a su vida. Se sentó en el sillón teniendo cuidado de no mover mucho su brazo derecho que estaba sostenido por un cabestrillo; el timbre sonó de improviso y sin ánimo se paró a abrir.

Giró la manilla y sin si quiera abrir por completo la puerta ya sabía quien era, ese olor era inconfundible.

- Jimin-ssi – escuchó a la dulce voz frente a él. – E-escuché que tuviste un accidente.

- ¿Cómo supiste dónde vivo? – preguntó sin saber qué decir el omega.

- Tú me dijiste tonto, vamos entremos, traje algo para comer.

Y efectivamente, Jungkook había llegado de improviso con una caja de pollo frito, Jimin odiaba la comida grasosa y sin valor nutricional, de seguro un bocado le traería muchos kilos extras, pero a esas alturas ¿a alguien le importaría si ganaba peso?

- Toma asiento, quieres algo para beber – dijo acercándose a un pequeño minibar que había a un costado. La habitación era amplia, tenía una gran cama con sábanas blancas, y un sillón para dos personas frente a un televisor; allí estaba instalado el menor, mientras miraba curioso toda la habitación.

- Toma, solo tengo agua aquí – le pasó una botella y se sentó junto al menor completamente desganado.

- Estás deprimido, puedo sentirlo.

- Si, yo también me deprimo a veces sabes, no todo es bonito en el mundo de Park – dijo mientras abría la caja con pollo frito.

- Sa-sabes Jimin-ssi... Es raro lo que te voy a decir, y disculpa si te incomodo, sé que la última vez que nos vimos todo fue muy complicado. – "Mi cachorro sabe que todo fue complicado, idiota", pensó el omega para sí mismo.

- He tenido esta sensación extraña aquí – tocó su pecho – como si algo me gritara que debía buscarte. – Se detuvo para ver al omega que parecía ignorarlo.

- Jimin, lo siento si herí tus sentimientos, no debí sacarte así de mi casa, pero todo fue tan extraño para mí, es decir... Tu... Tú eres extraño para mí... Algo no funciona bien conmigo cuando estoy contigo... Mi lobo insiste en buscarte.

El mayor giró su rostro y pudo ver los brillantes ojos del menor, era una mirada sincera; Jimin había descubierto que Jungkook era realmente idiota, su nivel de raciocinio era dudoso, de seguro se dejaba llevar por sus emociones y eso era lo que más le jodía de toda la situación. Sus impulsos guiaban su vida, y eso estaba completamente mal.

Pero allí estaba, sentado junto a él, viéndolo con ternura sin siquiera saber que hace algunos días una pequeña criatura los había unido de por vida; ese pequeño cachorro producto de muchos errores, y que ya no estaba con ellos.

Jungkook se acercó a Jimin y lo abrazó acunando su cuerpo, no dijo absolutamente nada, solo lo recostó sobre su pecho y lo meció con cuidado.

Jimin no entendía nada, pero su lobo había dejado de sollozar después de varios días sumido en la más profunda tristeza; Jungkook sin entenderlo, le daba paz a Jimin, y con pequeños gestos llenos de ingenuidad le brindaba pinceladas de cariño que estuvo buscando por años.

Fragancia [Taegi/Yoontae] Historia CompletaWhere stories live. Discover now