Capítulo 1

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Londres, trece de Febrero, 2020.

El sonido del timbre sonar me hizo levantar de la cama a duras penas. Siempre al finalizar cada turno de doce horas en el hospital quería dormirme el día entero, pero no estaba en planes de la persona encargada de tocar mi puerta con ahínco. Arrastré los pies hacia la ventana para abrir las cortinas, la luz del día haciendo que mis ojos se achinaran. Me miré al espejo y solté un bufido; estaba exhausta y mis ojeras me ayudaron a demostrarlo.

Salí de mi habitación soltando un bostezo y estirando mis extremidades a más no poder. Vi la hora del reloj de la cocina. Había llegado a casa a las ocho de la mañana tras estar toda la noche en el hospital y ya eran las tres de la tarde. Igual me sorprendí por todo lo que dormí.

—¡Lena, abre la puerta! ¡Tengo que hacer pis! —la voz de Tess, mi mejor amiga se escuchó tras la madera y una carcajada salió de mis labios.

Cumpliendo con lo pedido, abrí la puerta y su figura pasó corriendo a mi lado en dirección al baño. Antes de siquiera hablar, sentí dos patas impactar con mi estómago, haciéndome perder el equilibrio y caerme. Lo que siguió fue una lengua húmeda recorrer infinitamente todo mi rostro.

—¡Piper! —exclamé mientras acariciaba el pelaje de mi border collie. Cada vez que tenía que trabajar las largas jornadas, Tess se encargaba de mi perro para cuidarlo—. Te extrañé, campeón.

Soltó un ligero ladrido y corrió hacia el sillón para subirse y quedarse ahí, jadeando con la lengua afuera y sus ojos achinándose. Llené su plato con agua para cuando la necesite y decidí prepararme un café para despertarme completamente, al mismo tiempo que revisaba mi teléfono para pedirme algo de comida. No me apetecía cocinar y mis tripas rugían, pidiendo lo que sea para calmarlas.

Tess salió del baño y acarició la cabeza de Piper para después unirme a la cocina.

—Gracias de nuevo, Tess —le dije mientras esperaba que el agua terminara de hervir dentro de la tetera. Ella hizo un ademán.

—Sabes que amo estar con esa bola de pelos —respondió con una sonrisa. Una bastante grande a mi parecer.

—¿Qué tienes? Estás como... muy feliz —alcé una ceja incrédula y empecé a sacar las cosas para preparar mi café.

—Bueno... —mordió su labio inferior—. ¿Te acuerdas de mi ligue del fin de semana pasado?

Rodeé los ojos divertida. Cómo olvidar cuando prácticamente estuve sola toda la noche en el club mientras ella se enrolaba con un tipo descaradamente. Asentí con la cabeza.

—Resulta que estuvimos hablando —continuó y alcanzó su bolso para sacar su teléfono—. Trabaja en los estudios de la radio BBC aquí en Londres.

Podía anticipar su noticia por la emoción que había en su voz.

—¿Y...? —hice gestos con las manos para que continuara. Tanto suspenso me estaba matando.

—Adivina quién se consiguió entradas exclusivas para ver al dios de Harry Styles mañana —y dicho esto, me mostró la pantalla, la aplicación de email frente a mis ojos y un mensaje con dos entradas digitales con los respectivos códigos QR.

No tardé en menos de un segundo cuando mi chillido se mezcló con el de la tetera, y en vez de quitarla del fuego, salté como toda una niña emocionada, Tess acompañándome en los gritos y abrazándonos. Y como si nos entendiera, Piper se nos unió con sus ladridos y con la cola moviéndose de un lado para otro.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora