Capítulo 16, pt 2

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N/a: ok, no alcancé a publicarlo en la nota del capítulo anterior, pero la razón del por qué me están quedando tan largas las partes es porque quiero que se den cuenta de cómo se van conociendo cada vez más Harry y Lena. También son aspectos que quiero tocar en siguientes capítulos, así que estén atentos :)

***

—Top tres cosas que harías antes de morir —le pregunté mientras ambos disfrutábamos de la comida, la música de Frank Sinatra envolviéndonos.

Tragó un pedazo de pastel de papas y pensó por unos segundos.

—Veamos... —llevó su dedo índice y pulgar a su barbilla y se la frotó ligeramente, sus ojos viajando hacia arriba—. Paracaidismo, escribir un libro y casarme.

—¿De qué sería tu libro? —pregunté interesada. Si este hombre era un genio escribiendo canciones, podría apostar que un libro sería muchísimo mejor.

—No lo sé, una autobiografía quizás —se encogió de hombros y él tomó de su copa—. ¿Qué hay de ti? ¿Cuáles serían tus tres cosas que harías antes de morir?

Me quedé callada por unos segundos, pensando. Francamente estaba viviendo una de ellas; tener una conversación con Harry Styles, pero no quería comentárselo.

—Puede sonar un poco ambicioso —rodeé el cuello de la copa con mis dedos y los deslicé por el cristal—, pero me encantaría conocer las siete maravillas del mundo.

—¿Por qué eso?

—Siempre he sido curiosa —me encogí de hombros y bajé mi vista a mi plato casi vacío—. Los monumentos y paisajes extranjeros me causan una inquietud extraña... Cuando veo una foto del Cristo Redentor o de la Muralla de China me imagino estar ahí para tener la experiencia completa... no lo sé. Creo que es interesante también aprender un poco de su historia.

—¿Has viajado alguna vez?

—Hace mucho tiempo —alargué las palabras, tratando de revocar el recuerdo de mis vacaciones familiares—. Debí haber tenido unos quince o dieciséis años y mi padre nos llevó a La Toscana unas semanas. Recuerdo que los paisajes eran preciosos, muy rústicos y verdes. Quedé enamorada. Claro, hasta que en el vuelo de vuelta a Londres hubo una turbulencia terrible y desde ese momento decidí no volar más.

Él arqueó una ceja divertido y se apoyó en el respaldo de su silla, cruzando sus brazos sobre su pecho.

—¿Temes viajar por avión?

—Lo evito en lo posible —balbuceé—, pero no importa mucho. De todas maneras mi trabajo demanda tanto tiempo que no me puedo permitir los lujos de viajar por el mundo.

—Pero aún así quieres conocer las siete maravillas del mundo... —dijo más en una afirmación que como una pregunta—. ¿Sabías que tienes que cruzar el océano para conocer por lo menos tres?

—Para cuando ocurra espero haber superado mi miedo.

—Difícil superarlo si ahora te niegas a volar.

—Vale, ¿cambiamos de tema? —reí y él me imitó.

—Bien, ahí va una cosa que harías antes de morir —se incorporó de su silla y llevó sus codos a la mesa, apoyando su barbilla con sus manos—. ¿Cuáles son las otras dos?

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora