Capítulo 7

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Londres, veintiuno de Febrero, 2020

Narra Harry Styles

Salimos del restaurante y guie a Lena hacia mi coche. Presioné los botones de la llave de contacto y las luces se encendieron, indicando la apertura de éste. Abrí la puerta de copiloto para que ella entrara, sin embargo, se quedó en su posición, intercambiando su mirada perpleja entre mi land rover y yo.

—¿Ocurre algo? —le pregunté, con la ceja arqueada. Ella pestañeó, atónita.

—No quiero sonar insoportable ni nada —lanzó una risa, algo nerviosa—. Pero no puedo creer que me estoy subiendo a tu auto.

Solté una ligera carcajada y, haciendo caso omiso a su comentario para no incomodarla, le hice un gesto con la mano para que entrara. Algo dubitativa, se subió al asiento de copiloto y cerré la puerta, para después rodear el auto y tomar mi lugar tras el volante.

Encendí el motor y partí a mi destino. La observaba de reojo de vez en cuando y podía notar que estaba muy nerviosa, ya que no dejaba sus manos tranquilas, las cuales viajaban de su regazo a los pocos mechones que caían de su rostro y luego se juntaban sobre sus rodillas.

—Oye, que no muerdo —rompí el silencio, dedicándole una sonrisa sin quitar mi vista del camino.

—Claro, es fácil para ti decirlo porque no has pasado por... esto —habló, gesticulando con sus manos. Solté un bufido.

—Puedo ser famoso, pero sigo poniéndome nervioso o ansioso cada vez que conozco a mis ídolos —le aseguré, mi mente viajando a todos esos momentos en los que casi perdí mi compostura cuando conocía a artistas reconocidos mundialmente—. Todos somos humanos. Todos tenemos el derecho de sentirnos así. No es ningún pecado.

Sentí cómo exhaló todo el aire, relajándose y aclaró su garganta. Pero no dijo nada.

Llegué a un local de comida rápida, 'In – N – Out' para ser exactos y dirigí el coche hacia la fila de autos para pedir una orden.

—Bienvenidos a In – N – Out, ¿qué desea pedir? —escuché la voz del parlante que se encontraba afuera después de haber bajado mi ventana.

—Dos combos de 'Double – Double', por favor —dije mientras apoyaba mi codo sobre la puerta de mi auto.

Lena me miró con los ojos bien abiertos, y sus labios formaron la más amplia sonrisa. Podría deducir que se le hacía agua la boca, ya que se pasó la lengua por los labios.

—¿Bebida? —volvieron a preguntar y esta vez me giré a Lena, preguntándole con la mirada cuál le apetecía.

—Coca cola Zero —susurró y yo la miré divertido—. ¿Qué? Hay que mantener la figura.

Sacudí la cabeza, soltando una risa y pedí lo mismo. Luego de esperar unos cinco minutos, entre recibir la orden y después pagar, seguí manejando hacia mi destino.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—Ya verás.

Seguimos manejando hasta que el río Támesis se hizo presente en mi campo visual. Estacioné el auto en la vereda y, tomando nuestra orden, me bajé para abrirle la puerta a Lena. Ella bajó del auto, tímida, mirando a su alrededor con sorpresa.

—Wow —soltó un grito ahogado al presenciar la vista que teníamos. El palacio de Westminster junto con el Big Ben se alzaban frente nuestros ojos, las luces de los monumentos haciendo reflejo en las calmadas aguas del río.

Mientras estaba ensimismada viendo el paisaje, saqué de la maleta del auto una frazada. Caminamos hacia la orilla y una vez que llegamos, coloqué la manta sobre el suelo y me senté, palmeando mi lado para que ella se sentara.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora