Capítulo 15

1.7K 120 38
                                    




Londres, nueve de marzo, 2020.

Narra Harry Styles.

—Ojos en el camino, Styles —demandó Mitch en el asiento de copiloto, mientras me arrebataba el teléfono de mi mano libre y lo colocaba en el posavasos.

Solté un suspiro y seguí manejando. Íbamos camino a la casa de un amigo a pasar la tarde bebiendo cervezas y tocando guitarra. Ya saben, algo muy tranquilo.

No podía parar de pensar en Lena. Luego de su videollamada la noche del viernes quedé con las ganas de ir a buscarla a donde fuera que estuviese, simplemente para asegurarme de su seguridad. El hecho de haberla visto sola, bajo la influencia del alcohol y en pleno espacio abierto me había preocupado horrores. Era por eso que estaba malditamente pendiente del teléfono, cosa que nunca pasaba mientras estaba tras un volante. Una parte de mí tenía la esperanza de que me contestara los mensajes que le dejé ayer, pero la otra me decía que lo dejara pasar.

A pesar de haber hablado por unos pocos días y haber compartido su compañía en un par de ocasiones, no podía evitar extrañarla. Y para mí eso era fuera de lo común, ya que llevábamos casi dos semanas sin hablar, un período relativamente corto a mí parecer. Sólo deseaba conversar con ella y ojalá llegar a entender su miedo por verse relacionada conmigo.

—Estás callado —mi amigo me miró con una ceja arqueada—. ¿De nuevo esa chica?

—No quiero hablarlo —negué con la cabeza, sintiendo cómo mis dedos picaban por tomar mi celular y revisar nuevamente si me había contestado.

Nos estábamos acercando a un semáforo con luz amarilla, por lo que comencé a frenar para así detener completamente el auto. Era una de las paradas largas, por lo que me dediqué a agarrar mi celular y meterme de lleno a la aplicación de Instagram, en concreto, a mi conversación con la rubia. Deslicé los dedos con el propósito de ver los mensajes anteriores, y un deje de culpa cruzó mi pecho al ver todos los de ella que había ignorado. Si tan sólo mi orgullo no fuese tan grande, quizás ahora no estaríamos pasando por esto de la ley del hielo.

—Harry... —Mitch habló y lo tomé como señal de que la luz se había puesto verde y comencé a acelerar, aún con el teléfono en mano—. ¡No, idiota! ¡Cuidado!

No tuve el tiempo para reaccionar cuando de repente sentí un impacto en mi lado, los vidrios explotando y rasgando la piel de mi cara. El sonido logró ensordecer mis oídos mientras sentía cómo nos deslizábamos por el pavimento, las ruedas chirriando y los airbags abriéndose para amortiguar el golpe.

Cerré mis ojos con fuerza y esperé a que todo se detuviera.

No sé cuánto tiempo habrá pasado, pero estaba seguro que podía escuchar con claridad el alboroto de afuera. Abrí mis ojos y vi a Mitch con miedo, pensando lo peor. Esa emoción desapareció al instante cuando mi buen amigo me propinó un golpe en el brazo, haciendo que lanzara un quejido de dolor.

—¡Por estar mirando tu puto teléfono! —hizo una mueca de dolor mientras apartaba su mano—. ¡Mierda!, creo que me rompí la muñeca.

—¿Estás bien? —pregunté al mismo tiempo que me sacaba el cinturón de seguridad. Sentí un tirón enorme en mi muñeca y jadeé.

—Debemos ir al hospital —Mitch suspiró, sus ojos frunciéndose ante el dolor y me miró—. Demonios, Harry.

Y como pudo, abrió la guantera para sacar un paquete de pañuelos desechables y me los pasó, mientras escuchábamos las sirenas de los paramédicos acercándose.

Logré verme en el dañado espejo retrovisor y me percaté de muchos cortes pequeños en mi cara y uno no tan menor en el puente de mi nariz, líneas de sangre bajando por mi piel.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora