Capítulo 8

1.9K 130 52
                                    

Londres, veintitrés de Febrero, 2020.

Estaba lloviendo como nunca. Mi día favorito para salir a correr.

La música resonaba con ímpetu por mis oídos mientras trotaba a una intensidad moderada por las calles de Londres, con Piper siguiéndome los talones. Lo bueno es que al ser domingo y las gotas caían torrencialmente no había muchos autos dando vueltas, por lo que me podía dar el lujo de correr con mi border collie sin correa y no preocuparme de ningún riesgo.

Las gotas de sudor que caían por mi frente se confundían con las de la lluvia, sintiéndome más fresca que nunca. Ayer en el turno tuve mi primer enfrentamiento de diferencias con un paciente al no querer recibir el tratamiento que el doctor le había indicado, dejándome con un sentimiento amargo en el pecho y privándome de casi todo mi sueño por la tensión que me había producido dicha pelea.

Nada mejor que correr bajo la lluvia para relajarse.

Llegué hasta un parque para estirarme, la gente corriendo bajo sus paraguas y los niños jugando con charcos de agua. Tomé un poco de agua de mi botella para después darle el resto a Piper, quien no dejaba de jadear después de los kilómetros que recorrimos. Observé con gracia su pelaje empapado, se veía muy divertido. Se sacudió como loco, soltando gotas hacia todas las direcciones y mojándome más. No me importó ya que estaba empapada por la lluvia.

Mi celular comenzó a vibrar desde el bolsillo trasero de mis pantalones. Lo saqué y abrí mis ojos al ver una videollamada entrante de Harry. Por un momento pensé en cómo se habrá conseguido mi número, pero luego me fijé en que me estaba llamando por la aplicación de Instagram.

La tecnología cada vez me sorprendía más.

Contesté e inmediatamente conduje la cámara hacia el cielo. No podía dejar que el rizado me viera en esta facha.

—¿Lena? —preguntó con una risa.

—Aquí estoy —dije sin mover la cámara—. Lo siento, me tomaste por sorpresa.

—¿Dónde estás?

—En un parque con mi perro, ya voy camino a casa.

—Déjame verte.

Sentí mi corazón detenerse.

—No.

Escuché su carcajada. Esa típica que uno oía en las recopilaciones de la risa de Harry en videos que podían durar horas.

—¿Por qué no?

—Estoy de muerte, Harry —reí también y me giré levemente para asegurarme que Piper me estuviera siguiendo—. Acabo de correr cinco kilómetros.

—¿Y? Yo también me veo de muerte cuando hago deporte.

—Es distinto —aseguré, poniendo los ojos en blanco sabiendo que no me estaba mirando. Iba a agregar que por los videos que había visto, él se veía jodidamente sexy transpirado mientras se ejercitaba, pero logré contenerme.

—Oh, por favor —alargó la última sílaba, haciéndome reír ante la insistencia—. Tuve un día duro, necesito ver otras caras que no sean las de mi equipo.

Mordí el interior de mi mejilla mientras elevaba el teléfono, la cámara reflejando mi imagen. Dios mío. Estaba matadísima; roja como un tomate, cabello desaliñado y mojado y gotas corriendo desde la punta de la cabeza hasta mi mandíbula.

—Te ves adorable —dijo con una sonrisa y no supe descifrar si lo decía en serio o en broma.

Rodeé los ojos y sacudí mi cabeza. Me di el tiempo de verlo; llevaba unos anteojos de sol sobre la cabeza, controlando algunos de sus rizos. No sé si era por la luz, pero sus ojos se veían más verdes que nunca, al igual que sus hoyuelos, que se pronunciaban con la sonrisa que tenía puesta sobre sus labios. Tenía puesto sólo un audífono en uno de sus oídos, y al parecer andaba en auto ya que podía escuchar la suave música de su parlante mezclado con el motor de éste.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora