Capítulo 12

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Londres, tres de marzo, 2020

Desde que Harry se fue de mi departamento el viernes después de haber tenido una velada casi perfecta no he sabido de él. Todo un fin de semana sin videollamadas o los detalles que me mandaban me dejaban una sensación amarga en el pecho, tanto que lograba inquietarme; quizás me había acostumbrado en cierto sentido recibir tanta atención por su parte.

El sábado le dejé un par de mensajes en su Instagram. Jamás tuve respuesta.

El domingo pasó lo mismo, preguntándole si estaba todo bien. Nada. Me di el beneficio de la duda y pensé que quizás le llegaban un millar de mensajes por la aplicación y que los míos habrían simplemente desaparecido, por lo que no podía culparlo.

Pero hoy a la hora de almuerzo me metí nuevamente, y me encontré con la sorpresa de que sí había leído los mensajes, pero no me los había respondido. Algo molesta con su actitud, decidí no insistir más. Tampoco quería parecer una arrastrada, menos ahora cuando llevábamos tan poco tiempo hablando.

Mi mente viajó a los recuerdos del viernes, mientras una película romántica se reproducía en la pantalla de mi televisor. Comencé a pensar qué habré hecho mal para que el rizado haya dejado de hablarme, así como así. ¿No le agradecí lo suficiente por venir? ¿Habré dicho algo que lo haya molestado? ¿O algo que lo haya espantado?

Flashback

Al entrar nuevamente, me encontré con Styles cara a cara. Una mirada cargada de decepción y tristeza cruzó sus facciones mientras me analizaba, alertándome en el proceso. Mierda, me escuchó.

—¿Estás bien? —pregunté cerrando la puerta y apoyando mi espalda en la madera.

El suspiró y bajó los hombros. Sacudió la cabeza y sonrió, su hoyuelo apareciendo apenas en su mejilla derecha.

—Nada, ya debería irme —se sacó los anillos del bolsillo para colocárselos en cada uno de sus dedos, con una lentitud que me mataba.

No supe por qué pero nos sumamos en un silencio incómodo. Algo raro porque lo poco que hemos estado juntos estos tipos de silencios no ocurrían.

—Quería preguntarte... —habló él después, sin dirigirme la mirada—. En unos días tendré una entrevista y mi manager piensa que es buena idea que mencione la noche del asalto para dejar todo claro...

—¿Y encuentras que es una buena decisión? —pregunté preocupada, recordando lo angustiado que estuvo en el asiento de copiloto de mi coche.

—Como te dije, es para aclarar las cosas —en cierto sentí que evadió mi pregunta, pero preferí no decir nada al respecto—. Me preguntaba qué te parecía si... ya sabes... diga que me ayudaste esa noche.

Mi corazón se detuvo por un minuto y sentí mis manos sudar. Un miedo inexplicable comenzó a pasar por mi cabeza mientras reproducía constantemente las posibles consecuencias de aquello en el futuro.

Bajé mi cabeza y jugueteé con mis manos nerviosa, sin saber qué responderle. No quería ofenderlo, pero tampoco quería parecer como si mereciera todo el crédito. Y mucho menos arrogante.

—Prefiero que no —musité y alcé mis ojos para ver su reacción. Sonrió con pena y se llevó sus manos a sus bolsillos traseros.

—Bueno —tomó una profunda inhalación y se acercó—. Ya me voy, gracias por recibirme.

Antes de que le dijera las gracias por haber venido, me empujó levemente hacia un lado para tener un completo acceso a la puerta y abrirla, saliendo rápidamente hacia el pasillo y dejándome con la palabra en la boca.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora