Parte 50

26.6K 3.9K 5K
                                    

Tatiana no vivía muy lejos de allí así que llegamos cuando llegamos a su casa apenas era medianoche. Su madre, Sonsoles, estaba despierta y nos recibió algo sorprendida pero encantada. Nos ofreció una taza de ColaCao calentito que su hija rechazó y yo agradecí de corazón. Después del frío que había pasado, una bebida caliente me sentó de lujo.

Nos sentamos en el salón, Sonsoles me examinó, quiso saber por qué tenía un ojo morado y pidió hablar con mi tía. Tatiana le hizo un discreto gesto y se la llevó a la cocina. Yo esperé en el salón preocupada, pero cuando salieron, cinco minutos después, Sonsoles me abrazó y me dijo que todos los hombres son unos cerdos y que podía quedarme el tiempo que necesitara en su casa. No sé lo que su hija le contaría, pero funcionó.

Me prestó un pijama y me preparó la cama nido que había en la habitación de Tati, quien me aseguró que quemaría las sábanas en cuanto me fuera por si tenía piojos. El colchón era bastante cómodo y la habitación muy agradable, con pequeñas luces en el techo que tenían forma de constelaciones. No sólo no molestaban para dormir, sino que invitaban a soñar algo mágico.

Me habría gustado soñar con Héctor y su brazo rodeando mi espalda, pero Tati se pasó casi una hora contándome lo dura que había sido mi ruptura con "el universitario de la moto". Incluyó anécdotas tiernas, como nuestro primer beso, y otras no tanto, como cuando me dejó tirada por irse de fiesta con sus amigos. Narró con todo lujo de detalles cómo fue la ruptura. Lo describió tan bien, y yo estaba tan cansada que acabé derramando unas lágrimas por una relación que nunca había existido.

A pesar de lo acogedora que era aquella cama no dormí bien. Me pinchaba el orgullo imaginar qué secretos habría averiguado mi tía a través de mis mentiras. Me preocupaba mi futuro, no saber qué iba a hacer a partir de esa noche. En un mes sería mayor de edad, pero entonces ¿Dónde viviría? ¿Cómo conseguiría dinero? ¿Y si volvían a atacarme? Mi tía dijo que su casa era segura ¿Significaba eso que el resto no? Por otro lado, era genial que Héctor y yo por fin estuviéramos del mismo bando y fuéramos aliados, pero no tenía ni idea de cómo iba a ayudarle. Él confiaba en mí y me aterraba fallarle, las veces que le había salvado estuve cerca de morir. Además, a pesar de contar con él, me sentía muy sola. Echaba de menos a mi madre, al peluche de la tortuga e incluso a la sudadera de Charlie. Echaba de menos tener catorce años, sentirme segura y que la vida fuera mucho más sencilla.

Desayuné con Sonsoles y Tatiana, ya que su padre se había ido a trabajar y su hermana mayor aún dormía. Sonsoles se empeñó en depilarnos las cejas y después me maquilló. Me dijo que era para que no se viera el golpe pero acabó haciéndome la raya del ojo más exagerada que jamás había lucido. No estaba segura de querer ir así al instituto. Sí, a pesar de haberme escapado de casa seguiría yendo a clase. No iba a volver con mi tía, pero necesitaba conseguir el título de bachillerato para que cuando volviera mi madre se lo pudiera enseñar y que, después de tantas cagadas, tuviera alguna razón para sentirse orgullosa de mí.

Ir al instituto aquel lunes no fue tarea fácil. Primero porque no tenía mis libros ni mis cuadernos, así que la madre de Tatiana me regaló un cuaderno grande sin estrenar que le habían regalado sus amigas. En las cubiertas aparecía, dedicándole una mirada intensa a la cámara y semidesnudo, Joe Manganiello, un actor que al parecer le gustaba mucho. Quise morirme cuando lo vi. De frente solo se veían abdominales y pectorales, y cuando le daba la vuelta se apreciaban doce millones de músculos de la espalda y un culo firme y marcado. Casi prefería haberme tirado un pedo oloroso en medio de clase que aparecer con eso.

Pero aquel cuaderno pornográfico no era nada, NADA en comparación con cómo fui vestida.

La noche anterior había salido de casa con lo puesto. No tenía ropa para cambiarme, por no tener no tenía ni abrigo así que pedí prestada algo de ropa limpia.

Cuervo (fantasía urbana)Where stories live. Discover now