Parte 12

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No pude dejar de pensar en el profesor de física durante el resto de clases. Le imaginaba en el suelo, con los labios morados y ahogándose. Me repetí a mí misma que se había recuperado y ya estaba bien, que no podía haber sabido que era asmático, que el asma se podía deber a cualquier otra cosa como el polen o la contaminación de Madrid. Incluso llegué a decirme que en cierto modo se lo merecía, como había dicho Tatiana, pero no sirvió de nada. Nada de eso logró que me sintiera mejor.

Tras darle muchas vueltas llegué a la conclusión de que si hubiese sabido controlar mis poderes habría usado menos tiza y el profesor no se habría puesto tan mal. Si iba a seguir usando la telekinesis tenía que aprender a dominarla.

Diego se acercó a mi pupitre cuando acabó la última clase.

—Cuerno, he oído que te mola Jacobo —lo soltó así sin más. Ni siquiera se molestó en decirme "hola".

—Ah, ya —dije desganada, no me entusiasmaba la idea de protagonizar una escena de celos con el chico que me tenía como tercer plato—. Es que soy una guarra, al parecer.

La sonrisa de Diego me sorprendió, parecía que sabía captar mi sarcasmo.

—Una "juarra" —. Señaló mi mochila. Alguien había escrito esa palabra con Tipex en ella. Probablemente lo habían hecho mientras todo el mundo estaba en el recreo.

Era increíble que estuviéramos preparándonos para ir a la universidad y tuviera alguna compañera que no supiera que "guarra" se escribe con "g". Estaba convencida de que era una chica porque lo había visto también escrito en el baño.

No me dolía que pudieran pensar que era una chica fácil, una promiscua, o que me acusaran de tener problemas de higiene. Me dolía que se sintieran moralmente superiores a mí, que aquellos niños mimados que se habían criado con metro, tiendas abarrotadas de productos y señal de móvil en toda su ciudad, se sintieran con derecho a pisotearme.

De camino a casa pasé junto a un contenedor de reciclaje que estaba a rebosar. Había unas cuantas cajas de cartón plegadas junto al contenedor. Cogí tres con intención de usarlas en casa para probar mi poder porque me pareció que el cartón era similar al papel higiénico: estaba hecho de celulosa, la gente lo desechaba, se podía reciclar, se podía partir con facilidad. Así que quizá podía moverlo. De hecho, sentía que podía moverlo, al igual que lo había sentido con el polvo de tiza.

Subía a casa con las cajas a cuestas.

—¿Vas a hacer limpieza? —dijo mi tía esperanzada cuando me vio llegar con aquellas cajas. Estaba más despeinada que nunca, y rodeada de cuadernos y notas que se apresuró a esconder.

Tenía razón, debía ordenar mi cuarto. Pero no era el momento. Fui a meterme en mi habitación con las cajas, pero ella se interpuso entre la puerta y yo.

—¿Has averiguado ya qué es lo que tienes que proteger?

Se me había olvidado por completo que mi tía me había pedido que investigara qué era lo que debía proteger como gorgona.

—Ehhh, sí, bueno no. Estuve mirando sitios y tal —mentí—. Tesoros no creo, es decir, nadie me ha entregado nada importante. Y, bueno, creo que quizá no tenga que proteger nada...

—Tómate esto en serio, Alexia —mi tía negó con la cabeza decepcionada—. No entiendo cómo has podido olvidarte de algo así.

—Que lo he estado mirando —protesté.

No me creyó. Durante la comida me estuvo comentando sus teorías, todas centradas en la franja horaria en la que me salían las escamas. Los reponedores de los supermercados trabajaban a esas horas, los camiones de mercancías también, así que podía estar relacionado con algo que entraba o salía de Madrid sobre esa hora. También sospechaba que hubiera algún tipo de fisura en el protocolo de seguridad de algún museo (su principal candidato era el Museo Arqueológico) que alguien pudiera saltarse justo a la hora en la que me transformaba. Yo tenía que proteger algo dentro de aquel museo. Y su teoría favorita: la de la recogida de basuras, que empezaba su turno de noche a las once. ¿Estaba insinuando que tenía que proteger la mierda que desechaban los madrileños?

Cuervo (fantasía urbana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora