Parte 54

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Metí la llave en la cerradura, la hice girar, me puse firme y levanté la barbilla. Volvía a casa de mi tía para arreglar las cosas, no porque necesitara un sitio donde quedarme. Volvía porque era donde mi madre querría que estuviera, no porque hubiera olvidado que mi tía había usado la maldición contra mí. No iba a consentir que me volviera a retener, o que volviera a leer mi mente. Además, iba a pedirle, no, a exigirle que me diera respuestas acerca de Ray y de Apolo. Se acabó ser la sobrina obediente, ahora iba a ser yo quien pusiera las reglas.

Pero nada más abrir la puerta mi determinación se hizo pedazos.

El salón estaba en penumbra, apenas iluminado por la luz de una de las lámparas, la cual tenía la pantalla torcida. Alumbraba lo suficiente para permitirme ver el desorden y la suciedad que reinaban en aquella estancia. Olía a cerrado y noté que faltaban cuadros y un par de muebles. Había ropa y libros en el suelo, y sobre la mesa una pizza en una caja de cartón. Estaba casi entera, solo le faltaba el borde de uno de los trozos. Sin duda se la había empezado a comer mi tía. Ella siempre empezaba por el borde.

Por un momento temí que hubieran entrado en el apartamento y le hubieran hecho algo. Encendí la luz y ella, que había estado durmiendo en el sofá sin abrir, dio un salto como si se hubiera activado un resorte en su interior. Tenía un aspecto horrible. Estaba en los huesos, con la ropa sucia, unas ojeras más oscuras que la noche y el pelo hecho un desastre. Despeinado, sucio y con un mechón pegado a la cara. Mi tía se agachó a recoger el cojín que se había caído con su salto. Lo colocó con cuidado en el sofá como si eso fuera a servir de algo. Era el único objeto de aquella habitación que estaba en su sitio.

Nos miramos durante unos segundos, sin decir nada. Caminó hacia la habitación prohibida, abrió la puerta y extendió la mano, invitándome a entrar. Fingí que aquello no me sorprendió y entré sin dudar un instante.

Aquella habitación estaba tan abarrotada de cosas que llamaron mi atención que inconscientemente di varias vueltas sobre mí misma tratando de asimilar lo que estaba viendo. Lo que me chocó nada más entrar fue la pared de enfrente, forrada de papeles, donde habían escrito con tinta negra, usando los dedos y con letras gigantes: NO HAY DIOS BUENO. No hacía falta ser un genio para saber que lo había escrito alguien que no estaba bien, destilaba desesperación. Pintadas más pequeñas se repartían por las paredes. Cosas como: "Respiramos mentiras, bebemos mentiras", "La verdad NO nos hará libres", siendo la más repetida la palabra "MIENTEN".

Se había empapelado la habitación con reportajes y noticias de actualidad impresos, con post-its o trozos de papel sobre ellos que rezaban "mentira", "mentirosos" o "mentiras, mentiras, mentiras". Subían hasta el techo y bajaban hasta un tablero alargado, en forma de L que recorría dos de las paredes de la habitación y estaba plagado de libros, cables y más papeles manoseados.

Si la zona de enfrente estaba llena de noticias, la de la izquierda estaba dedicada a información sobre los dioses griegos. Artículos, ilustraciones e incluso fotos de un par de ellos: Hermes y Atenea. La de Apolo estaba tachada y rodeada de textos que me llamaron mucho la atención porque eran artículos científicos y gráficas sobre el sol, y las tormentas y manchas solares. También había fotos de mi madre y de mí, la mía la había tomado este año. Estaba puesta encima de otras, como si fuera reciente. Tenía puesto un post it sobre mi mejilla que rezaba "Que se arme porque nadie va a salvarla". Eso me puso los pelos de punta, si es que los podía tener aún más. No muy lejos de mi foto había una foto de Ray y otra de Héctor, esta última rodeada de interrogantes y post-its con preguntas. Ray tenía anotaciones antiguas que ponían "Porqué sobrevivió?" o "No es un dios. Conexión especial". La caligrafía de una de las notas me llamó la atención. Era distinta, más ordenada. Al acercarme reconocí la letra de mi madre "Papá dice que estaba enamorado de Alexia y eso le salvó. Mamá cree que fue poca sangre". Alrededor de la frase había más interrogantes.

Cuervo (fantasía urbana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora