Estroncio

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El reino científico estaba celebrando el año nuevo sin su líder.

Todos los ojos estaban fijos en el cielo, admirando los fuegos artificiales que Senku había creado para celebrar el primer año nuevo donde la humanidad finalmente estaba libre de la amenaza de la petrificación total, dado que ese año lograron librarse por completo del hombre del Why.

Entre todos los fuegos artificiales, los de color rojo eran los que más llamaban la atención. Y eran los favoritos personales de Kohaku.

Sin embargo… ella tampoco estaba presenciando el bello espectáculo de luces opacando a las estrellas.

Ahora mismo, Senku y Kohaku estaban encerrados en la choza de esta última, sin que les importe ni un milímetro el precioso show de luces que tanto trabajo les había costado preparar.

¿Cómo podría importarles? Mientras sus cuerpos desnudos se abrazaban, compartiendo un placer indescriptible, nada más en el mundo pudo importarles.

Todo en lo que Kohaku podía pensar era en la sensación de estar sentada sobre él, con su miembro encajado en su interior, mientras sus manos recorrían sus muslos de forma tan íntima que la hacía perder por completo la razón.

Habían empezado lento, pero a medida que el placer aumentaba más lo hicieron sus ganas de moverse con desesperación, y en este punto Kohaku tuvo que enterrar sus uñas fuertemente en sus hombros para contenerse de moverse tan rápidamente como realmente quería y quizás lastimarlo. Pero entonces él gruñó de placer y sacudió sus caderas con un poco más de fuerza, un poco más profundo. Y ella gritó, abrazándose a Senku y enterrando las manos en su cabello, clavando las uñas en su cuero cabelludo. Lo peor es que, mientras ella estaba temiendo lastimarlo, él parecía disfrutar su brusquedad. Y eso solo le quitaba aún más la cordura.

Ya no pudo contenerse, lo obligó a recostarse y se pegó a él, disfrutando de su calor mientras se movía con fuerza, gimiendo y gritando su nombre mientras lo hacía entrar y salir de ella a gran velocidad. Y el escucharlo gemir y decir su nombre con voz quebrada y desesperada solo magnificó todo.

Estaba tan cerca…

Senku, por otro lado, también estaba inquietantemente cerca.

No quería cortar la diversión de Kohaku por su falta de experiencia, así que, en medio de hacer cálculos matemáticos para no venirse antes de tiempo, también empezó a pensar en las circunstancias que los habían llevado a esa situación.

Bueno, para que conste, llevaba bastante tiempo consciente de que ella estaba enamorada de él y desde hace varios meses había comenzado a admitir mentalmente que correspondía a ese sentimiento.

Curiosamente, todo empezó con la celestita.

La celestita era una variedad mineral de sulfato de estroncio, de la que se podía extraer estroncio puro que podía ser útil en diversos usos. Cuando Chrome encontró los bellos cristales celestes junto a otras piedras útiles, Senku decidió organizar una pequeña excursión para conseguir más.

Su entusiasmo por el estroncio se debía más que nada a la fecha, ya que estaban muy cerca de fin de año. Desde hace tiempo que tenía pensado crear fuegos artificiales, y el estroncio lo ayudaría a darles un color rojo impresionante que seguramente encantaría a los aldeanos.

Tabla Periódica SenHakuWo Geschichten leben. Entdecke jetzt