Meitnerio

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Senku estaba de visita en la Aldea Ishigami después de varios meses sin salir de Tokio, que era donde vivía actualmente, trabajando incansablemente en la máquina del tiempo y en otro gran proyecto que todavía estaba en pañales.

Hablando de pañales, su esposa embarazada también fue con él a la Aldea, porque a pesar de ser una aldeana desde hace años vivía más en Tokio por apoyarlo tanto en sus proyectos. Chrome y Suika también los acompañaron, anhelando ver la aldea otra vez, Gen y Ryusui vinieron más de colados, aunque al menos Sai también estaba allí para ayudar a Senku en asegurarse de que la aldea se estuviera adaptando bien a la modernización y tuvieran cubiertas todas sus necesidades.

Sai resultó ser muy útil, porque la mayoría de aldeanos tenían problemas usando las nuevas computadoras y celulares modernos que se estaban comenzando a comercializar.

Mientras trabajaba junto a Sai, de repente Gen llegó corriendo gritando que Kohaku tuvo contracciones y la llevaron al hospital.

Senku corrió como pocas veces había corrido en su vida, solo para quedarse con la boca abierta al ver a Kohaku muy cómoda sentada en una camilla comiendo alitas de pollo con mermelada mientras veía un programa de televisión.

—¡¿Qué demonios, leona?! ¡Pensé que la mocosa ya iba a nacer! —La miró con cansancio, todavía jadeando y sudando por tanto correr.

—Ja, no. Falsa alarma —contestó tranquilamente, llenándose la boca de pollo y mermelada.

—Eso es bueno, solo tienes ocho meses, ¿no? —preguntó Suika, sentada al lado de Kohaku.

—Pensé que tenía como seis. —Chrome también se había preocupado—. Espera, ¿hace ocho meses no habíamos estado varados en medio del océano?...

Senku y Kohaku se congelaron, ella con una alita a medio camino de su boca.

—Eh, es cierto. —Suika se llevó un dedo a la barbilla, pestañeando inocentemente—. Y estuvimos bastantes días varados, y luego empezamos con el nuevo proyecto.

—Oigan, no entiendo. —Algo horrible de pronto se pasó por la mente de Chrome—. ¿Cómo...?

—Chrome-chan. —Gen lo interrumpió, colocando una mano en su hombro—. Hay cosas que es mejor no preguntar~.

Senku de repente pareció empezar a sudar frío, mientras Kohaku se llenaba la boca nerviosamente de sus alitas con mermelada.

Suika iba a preguntar algo, pero en ese momento llegó una pareja con un bebé recién nacido, discutiendo de forma bastante ruidosa.

—¡No le pondremos ninguno de esos nombres a mi hija, son horribles! —exclamaba el hombre.

—¡¿Acaso tú pasaste por el dolor de parirla?! ¡Yo sufrí por horas y yo la nombraré!

—¡Oh, hola, Kujaku! —Kohaku saludó alegremente a la otra aldeana, sin notar que estaba en una acalorada discusión con su marido, incluso aunque su hija recién nacida estaba dormida en sus brazos.

—Oh, hola —ella la saludó con alegría—. ¿También vas a dar a luz, querida? —Se sentó en la otra camilla, sonriendo, mientras su esposo seguía negando con la cabeza.

—No debería haber tanta gente cerca de un recién nacido —regañó Senku, que últimamente había estado estudiando sobre bebés ya que sería padre, aunque hablaba más por paranoico que por otra cosa.

—Ya nos podemos ir a casa, pero antes debemos registrar al bebé en el hospital —dijo el esposo de Kujaku, que era una persona de la era moderna—. Y no nos ponemos de acuerdo en un nombre. —Miró mal a su esposa.

Tabla Periódica SenHakuWhere stories live. Discover now