Gadolinio

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Senku estaba sentado en su laboratorio, con su pequeña hija Tsukiku de siete años sentada en su regazo, observando maravillada el pequeño trozo de metal en su mano enguantada.

—¡Muy bien! ¡¿Lista para aprender más sobre las propiedades magnéticas del gadolinio?! —preguntó con entusiasmo.

—¡Sí, diez billones por ciento lista! —Alzó un puño con emoción.

—Ya te he explicado toda la teoría, pero un divertido experimento nunca está de más. —Rió entre dientes.

—Tengo una idea de qué harás. —Sonrió de forma casi gatuna, tal como su madre pero aún más adorable incluso.

—Muy bien, muy bien. Primero viene lo obvio. Dejamos caer el trozo de gadolinio sobre agua a temperatura ambiente, que ahora mismo es menos de diecinueve grados. —Tomó una taza con agua común y corriente y dejó caer el pedacito de gadolinio dentro—. Y, usando este imán de neodimio, vemos que aún es capaz de atraerlo. —Movió el imán por fuera de la taza hacia la derecha, provocando un repiqueteo mientras el trozo de metal lo seguía desesperadamente, pegándose al vidrio y yendo a la derecha y luego a la izquierda cuando Senku llevó el imán en la dirección opuesta.

—Sí, sí, eso es lo obvio. —Rió emocionada—. ¡Quiero ver cómo es a más temperatura!

—Ya casi, mini-leona impaciente. —Volvió a reír—. Bueno, ya que la princesa ordena pasar a la parte interesante, vamos a sacar el gadolinio de aquí. —Tsukiku lo miró mal al escucharlo llamarla princesa, pero él solo rió y siguió adelante con el experimento—. Y vamos a traer el agua caliente.

Después de sacar el gadolinio y dejarlo en la mesa por un momento, vertió agua caliente en otra taza desde un termo y metió un termómetro en ella para comprobar su temperatura, confirmando que estaba a más de cincuenta grados centígrados.

—¿Esa temperatura no es exagerada? —preguntó con una ceja en alto.

—Lo importante es que funciona. ¿Acaso te preocupa que se derrita? Te dije que el punto de fusión del gadolinio es de mil trescientos grados centígrados, pequeña idiota. —Aprovechó que ella levantó la cabeza al mirarlo indignada para pellizcar su nariz.

—¡Auch! ¡No hagas eso, papá! —se quejó, haciéndolo reír más.

—Continuemos. —Metió el trozo de gadolinio en el agua caliente y tomó el imán—. Como puedes ver, el efecto es casi inmediato. —Acercó el imán a la taza y el gadolinio no se movió ni un milímetro—. Y esto es de lo que te hablé, la…

—¡Temperatura Curie!

—¡Diez billones de puntos para ti! —Rió encantado—. A una temperatura mayor a diecinueve grados centígrados este elemento ferromagnético pierde su magnetismo, comportándose como un material puramente paramagnético. —Sonrió tiernamente al ver a su niña observar maravillada el pequeño trozo de metal hundido en agua caliente—. ¿Quieres usar el imán tú? —propuso al verla tan interesada.

Tsukiku de inmediato brincó en su sitio, asintiendo una y otra vez.

Apenas pudo tomar el imán cuando la bocina de un auto hizo a ambos mirar hacia la ventana, viendo el auto de Kohaku estacionado fuera.

Tabla Periódica SenHakuWhere stories live. Discover now