Lutecio

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Duke Izara no siempre soñó con estudiar para convertirse en fisicoquímica, pero cuando la revivieron en un mundo reiniciado después de aquella extraña luz verde que la aterró y escuchó que fue un científico el responsable de salvar al mundo, Izara quiso contribuir con su pequeño grano de arena.

Siempre tuvo buenas notas en la escuela, así que decidió esforzarse aún más y convertirse en científica.

Sin embargo... jamás podría haber imaginado que su elección de carrera la habría llevado a conocer al mismísimo héroe de la humanidad, el gran Dr. Ishigami Senku.

Cuando entró a su salón de clases acompañado de su profesor de siempre, todos los estudiantes se quedaron con las mandíbulas por el piso.

¡De verdad era él!

Un par de chicas hasta chillaron por la emoción, mientras que muchos alumnos empezaron a murmurar, hasta que el profesor les pidió guardar silencio.

—El día de hoy nuestra universidad recientemente fundada, la primera en el nuevo Tokio, tiene el honor de contar con la presencia del respetado y renombrado Ishigami-sensei, famoso científico y astronauta, inventor de la fórmula de despetrificación, que estará dando varias clases a lo largo de esta mañana. —Varias chicas volvieron a chillar, a pesar de que el gran científico no se veía tan magnifico mientras rascaba su oído y soplaba un pequeño cumulo de cera de su meñique.

Si Izara viera a otro chico hacer eso, lo tacharía de asqueroso, pero este era su héroe, y ella solo pensó que era admirable que a él no le importara mostrarse elegante y pulcro a pesar de su enorme reputación, él parecía muy genuino y despreocupado.

El profesor les dijo que tendrían el honor de recibir la clase de hoy por Ishigami Senku, e Izara de inmediato tomó su libreta y pluma, ansiosa de anotar todo lo que él dijera.

—Bueno, vamos directo al grano. —La voz del científico era gruesa y juvenil, con un toque de cinismo, y todas las chicas, y hasta algunos chicos, lanzaron un suspiro—. Esto es lutecio puro. —Sacó una piedra de forma un tanto cuadrada, plateada y con una contextura rara, como si le hubieran hecho un montón de rayones—. El lutecio es sumamente emocionante, igual que todas las otras tierras raras. —Sonrió de forma un tanto macabra, pero seguía siendo guapo—. Imaginó que ya conocen sus propiedades básicas. Nómbrenlas. —De repente apuntó a un estudiante cualquiera, que fue rápidamente empujado por una chica que tomó su lugar con una gran sonrisa.

—¡Yo las sé, sensei! El lutecio es un lantánido. Símbolo Lu, número atómico 71, masa atómica 174.967, electronegatividad de 1.27 ¡y su nivel de oxidación es de 3! —exclamó rápidamente la chica.

—Correcto, diez billones de puntos para ti. —La chica se desmayó en su sitio—. Continuando con sus propiedades, el lutecio es un metal duro y denso, buen conductor de calor y electricidad, que reacciona lentamente con el aire y el agua, al igual que con los ácidos. Una característica especialmente emocionante de este elemento es la vida media de uno de sus isotopos radioactivos naturales, que puede durar unos trescientos sesenta mil millones de años, lo que ayuda a determinar la edad de los meteoritos en relación a la edad de la Tierra. ¡¿No es emocionante?! También es fundamental en el estudio del magnetismo, pero les estoy hablando de este elemento no por esas características, sino por lo complejo que es el método para aislarlo. Es el metal más complicado de aislar entre los lantánidos. La dificultad para obtener esta pequeña piedra de lutecio puro es tan molesta que muchos de ustedes querrán echarse al suelo a llorar. —Alzó la piedra en su mano con una risa maliciosa—. Pero para eso estoy aquí, voy a explicarles el método y en la clase de mañana seguramente puedan probarlo con su profesor.

Él siguió enseñándoles todo sobre el lutecio y otros elementos, además de diferentes métodos de aislamiento, e Izara intentó concentrarse en lo que decía, a pesar de que una parte de su cerebro estaba muy concentrada en lo guapo y sensacional que era. Y, por los murmullos a su alrededor, sabía que no era la única.

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