Calcio

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Senku se había despetrificado no hace mucho, y estaba luchando por sobrevivir en ese mundo de piedra cuando se encontró con algo que nunca habría esperado.

Llevaba apenas un mes intentando sobrevivir y ya había encontrado otro ser humano.

No lo vio exactamente al principio, pero encontró huellas y escuchó sonidos que claramente eran humanos. Y se dio cuenta de que ese otro humano lo vigilaba a lo lejos, con cautela de acercarse o tal vez probándolo, decidiendo si matarlo o no.

Esperaba que fuera cauteloso y no un asesino, ya que si se enfrentaba en una pelea contra quien sea había diez billones por ciento de probabilidades de que perdiera.

Luego de unos días siguiéndolo, su misterioso compañero humano se reveló mientras Senku hacía alarde de su ciencia creando tazas de té y una tetera con arcilla, aparte de un té que oliera especialmente bien, para tentar a su visitante a mostrarse y posiblemente unirse a él en su objetivo de restaurar la civilización.

Resultó ser una chica joven, para su sorpresa. Y ella parecía ser de su edad.

Se abofeteó mentalmente cuando el pensamiento de que ya tenía con quien repoblar el mundo se atravesó por su mente.

Eso sería innecesario, ya que iba a lograr crear una fórmula de despetrificación diez billones por ciento seguro.

-¿Se te ofrece un poco de té?- intentó sonreír amablemente, aunque por la mirada desconfiada de la chica aparentemente no lo logró.

Notó con curiosidad que ella tenía ropa decente (aunque la falda de su vestido estaba desgarrada), cuchillos y hasta un escudo.

Muy bien, los cuchillos no eran tan difíciles de hacer, pero su escudo se veía muy bien hecho y eso si que requería cierta habilidad. ¿Había tenido suerte por una vez y se encontró con una superviviente con habilidades artesanales?

-¿Quién eres tú?- preguntó con una mirada llena de amenazas. Su mano estaba muy cerca de su cuchillo.

-Mi nombre es Senku. ¿Puedo preguntar el tuyo? Y deberías calmarte, mis habilidades físicas son un asco, no podría atacarte ni en diez billones de años.- la invitó a tomar asiento frente a él.

Con mucha cautela, ella se sentó frente a él.

-Mi nombre es Kohaku.- dijo lentamente.

-Un placer, Kohaku. ¿Té?- le pasó una taza que ella de inmediato miró desconfiada. —Oh, vamos, ¿por qué querría matarte? Eres la primera humana que veo en tres mil setecientos años.- sorbió tranquilamente de su taza.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos.

-¿Qué? ¿De qué hablas?- parecía muy confundida.

Senku se congeló.

Bajó lentamente su taza.

-Kohaku… ¿Tú eres una persona despetrificada tal como yo… o no?- la miró atentamente.

-¿Despe-qué?- no parecía entender nada.

Senku no quiso saltar a conclusiones precipitadas y decidió hacer más preguntas.

-¿De dónde vienes, Kohaku?- inquirió lentamente.

Tabla Periódica SenHakuWhere stories live. Discover now