Bismuto

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Ruri y Kohaku compartían habitación. Sus camas estaban una al lado de la otra, y no tenían muchas pertenencias más que ropa y algunos artículos de costura y cuchillos.

Pero había un estante sobre la cama de cada una, un estante que por muchos años estuvo utilizada únicamente por un solo artículo. Un collar con una bella caracola diminuta en su extremo en el estante de Ruri, y un collar con varias piedras brillantes en el caso de Kohaku. Ambos solían pertenecer a su madre.

Eran solo un recuerdo, ellas nunca los usaban, aunque Ruri estaba reservando el suyo para el día de su boda, aunque Kohaku solo guardaba el suyo por nostalgia.

Aquellos collares fueron lo único que guardaron en sus estantes por muchos años, pero recientemente Ruri encontró otro objeto valioso que guardar junto al collar de su madre.

Un día como cualquier otro, Chrome regresó de su exploración a las cuevas con Senku trayendo una piedra muy peculiar, de un azul tan bello como el azul de los ojos de su hermana. Y él despistado y poco romántico Chrome le regaló la piedra a Ruri.

Todos se sorprendieron, y la sacerdotisa tampoco pudo creerlo por un momento.

-Senku dijo que esto se llama lapislázuli… es la joya en cuyo honor te nombraron.- tosió incómodamente. -Y solo pensé que… te gustaría…- apartó la mirada.

Ruri sonrió enternecida y de inmediato aceptó el regalo, más que feliz. Y desde entonces la piedra azulada descansaba junto al collar de su madre.

Y Kohaku no podía evitar ser muy consciente de lo vacío que parecía su estante ahora.

Ruri ahora tenia algo de su madre y algo del hombre que amaba y… tal vez no le importaría en lo absoluto de no ser por lo consciente que estaba de los sentimientos que tenia hacia Senku. Y era triste pensar que él jamás de los jamases le haría un regalo así. Simplemente no iba con él.

Aún así, no pudo evitar unas cuantas miradas celosas al estante de su hermana, y ella, que siempre la conoció muy bien además de que era una chica muy perceptiva, no tardó en darse cuenta de lo que estaba pasando allí.

Incapaz de contenerse, Ruri fue al laboratorio de Senku unos pocos días después de que Chrome le haya dado su bello regalo, encontrándolos a ambos todavía trabajando con los materiales que habían conseguido en las cuevas.

-El estaño es bastante útil para disminuir la fragilidad del vidrio. Apuesto que Kaseki estará… Oh, hola, Ruri.- Senku alzó una ceja al verla entrar al laboratorio. -Supongo que los dejaré solos.- codeó un poco a Chrome, que lo miró indignado y sonrojado.

Intentando no sonrojarse locamente también, Ruri alzó las manos nerviosamente.

-Oh, no, por favor espera. En realidad quiero hablar contigo, Senku-san.-

-¿Eh?- ambos se confundieron.

-¿Qué? ¿Y por qué?- Chrome se vio preocupado.

Ruri rió tiernamente.

-Es sobre Kohaku.-

-Ah.- eso pareció aclarar todo para ambos.

-Bueno, entonces aprovecharé para ir a buscar a Kaseki y contarle sobre el estaño y eso.- ni un poco interesado en los problemas de la gorila, Chrome abandonó el laboratorio.

Tabla Periódica SenHakuWhere stories live. Discover now