Germanio

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Senku estaba confundido.

Últimamente su novia, campeona de kendo y que apenas pasaba por los pelos materias "científicas" en la escuela, no dejaba de leer libros sobre física, química y varias otras ciencias duras.

Y quizás eso no le habría parecido tan extraño si al menos fuera época de exámenes, pero estaban lejos de eso y sin embargo no dejaba de verla con su naricita enterrada en libros todo el tiempo.

Honestamente, estaba preocupado.

Podía ver lo mucho que se esforzaba estudiando, y sabía que esas cosas realmente no le interesaban. ¡Hasta estaba sacrificando horas de entrenamiento para estudiar! Y lo peor es que no quería decirle porqué lo hacía.

Bueno, no. De hecho lo peor era que también sacrificaba horas de su tiempo libre para estudiar.

Senku iba a su casa y ella siempre estaba estudiando. Se quedaba sentado en su habitación sumido en sus propios estudios (mucho más avanzados, por supuesto) y todo era silencio. Él se ponía a revisar los cálculos de su nuevo proyecto ¡y ella no lo interrumpía! Le proponía comer o tomar algo y ella aceptaba, pero sin dejar de leer.

Lo mismo pasaba en la escuela. Almorzaban juntos y ella seguía con los condenados libros científicos. Él se quedaba hasta tarde en el club de ciencias y ella ya no venía a buscarlo, ya no lo llamaba, ¡ni siquiera un mensaje! Y cuando él la llamaba le decía que no podía hablar porque estaba ocupada, ocupada con sus estudios.

Senku nunca, ni en diez billones de años creyó que posiblemente podría sentir esto, pero… estaba celoso de la ciencia.

¡La ciencia le estaba robando a su novia!

¡¿Qué tenían de interesante para ella esos estúpidos libros científicos, de todos modos?!

Bien que para él eran clásicos que adoraba, y los había leído decenas de veces, ¡pero se supone que a ella no le interesaban esas cosas!

Bien, bien, ella siempre parecía fascinada por la ciencia y todo lo que podía hacer, pero cuando Senku hablaba de más siempre empezaba a marearse. Y es que no era del tipo de personas que quisiera profundizar en la ciencia y eso estaba bien, de hecho más que bien, ya que ambos habían encontrado un balance perfecto con el cual convivir hablando de sus intereses contrapuestos y también sus interés en común.

Ahora que Kohaku se estaba interesando en la ciencia, y no dejaba de lado el kendo y su atlético estilo de vida, Senku sentía que lo estaba dejando de lado a él.

Y sí, por una vez en su vida, la ciencia se había convertido en su peor enemigo.

Miró rencorosamente a su tubo de ensayo y el matraz humeando frente a él. Ni siquiera tenía ganas de experimentar ahora, de hecho ya debería haber sacado el matraz del fuego pero una parte vengativa de su subconsciente le estaba diciendo que sería mejor dejarlo arder.

Estaba molesto. Llevaba dos meses sin recibir ni un milímetro de la atención de su novia, todo por la ciencia traidora.

Apuesto que a ti no te gustaría que te cambie por algún deporte, estúpido conjunto de conocimientos sistemáticos sobre la naturaleza, los seres que la componen, los fenómenos que ocurren en ella y las leyes que rigen estos fenómenos. Disciplina del conocimiento comprobable mi culo, más bien disciplina traicionera".

Tabla Periódica SenHakuWhere stories live. Discover now