Capítulo treinta y cinco

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El golpe me aturde por unos minutos, por lo que no me doy cuenta de que alguien más entra en la oficina, hasta que me quitan al miserable de Lewis de encima.

— Señorita Amy, ¿se encuentra bien? —no respondo. Solo intento recuperarme—. ¡Amy! ¡Mierda! —me sacude hasta que le detengo.

— Estoy bien —respondo finalmente—. Estoy bien.

— ¿Segura?

Asiento— ¿Claire? —indago.

— En el auto —asegura Clarke.

Es entonces cuando consigo respirar con tranquilidad. Desvío la mirada hacia Miller, quien sostiene a un Scott inconsciente.

— Salgamos de aquí —ordeno adelantándome.

Claore me recibe en el auto muy alterada. ¿Por cuánto tiempo debe haber soportado el acoso de Scott?
Por los siguientes minutos intento consolarla.

— Tomaré un coche de la empresa —anuncia mi sombra número dos—. Nos vemos en la comisaría.

— Claire, cariño —acuno su rostro entre mis manos, al notarla más calmada—. Sé que es difícil, pero necesitamos presentar una denuncia en su contra. ¿Crees que puedes hacerlo? —ella asiente—. Bien. Clarke, podemos irnos.

Nos mantenemos abrazadas mientras el chofer se incorpora al tráfico de Manhattan.

— ¿Señor? —saca su móvil—. Sí, señor… Todo controlado… La del condado, es la más cercana. Muy bien. Entendido.

— ¿Tu tío? —inquiero, refiriéndome a la llamada.

Él asiente. Eso solo significa que Daniel ya sabe.

— Nos encontraremos en la estación de policía.

— Bien —digo en un suspiro.

No sé por cuanto tiempo permanecemos declarando en el lugar. Daniel se encuentra furioso. Tuvo que contener sus instintos asesinos —literalmente— al verme. Al parecer, el golpe de Scott dejó un moretón en mi pómulo izquierdo.

Siento su cuerpo tensarse con mayor intensidad a medida que escucha nuestras palabras. Resulta que Lewis intentó seducir a su secretaria desde el momento en que la misma comenzó a trabajar con él. Comenzó de manera muy sutil —justo como lo hizo conmigo—, hasta que se convirtió en todo un acosador. En ocasiones anteriores, Claire había logrado safarse de escenas comprometedoras. Sin embargo, hoy no corrió con la misma suerte. Su jefe logró atraparla.
Gracias a Dios, llegué a tiempo. No sé qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho.

Mi sombra número uno también está molesto. Al igual que Daniel, quería lanzarse sobre el sujeto. Su actitud y sus gestos confirman la relación existente entre ellos.

El cielo se encuentra totalmente oscurecido cuando terminamos de declarar. Mi novio me acoge entre sus brazos, mientras Claire se refugia en los de mi guardaespaldas.

— Te vienes conmigo —anuncia Daniel—. Clarke llevará a Claire a casa.

Asiento.

Le doy un último abrazo a mi amiga y nos despedimos.

— Tómate el día de mañana libre mañana—me dirijo a mi sombra—. Es una orden —no dejo margen a réplicas—. Christopher…, no la dejes sola.

Él asiente antes de marcharse.
Mi novio me sonríe.

— Al parecer, tus habilidades de mando han mejorado —comenta en el auto. Es algo bueno que esté bromeando—. De hecho, se te da bastante bien.

Seduciendo a mi JefeWhere stories live. Discover now