1.UN EXTRAÑO EPISODIO

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Los encuentros siempre son importantes. Somos las personas quienes no le damos la atención que requieren.

Un encuentro al azar puede ser el momento crucial que defina el resto de tu vida.

Para mí fue así, solo que no lo supe ver en su momento. Lo cual, por lo general, es lo que se espera de mí por el simple hecho de ser hombre. Mi mente tal vez no va al ritmo habitual de los demás porque tengo una norma irrompible: el trabajo es lo primero.

Sin embargo, estando metido en mi mundo esquemático, me tropiezo con la parte opuesta de mi vida pero que me revoluciona por dentro. Ella me provoca necesidades que antes no tenía y con cada palabra que sale de su boca logra algo que nadie jamás ha hecho: sorprenderme.

Mi vida deja de ser constante para volverse una auténtica locura, mis reglas se van a la mierda y las prioridades cambian en un santiamén…, pero me estoy adelantando a la historia. Para llegar a ese momento debo volver al principio.

Todo empieza mientras mi hermano parlotea sobre el mismo tema de todos los días: mi aburrida rutina.

—¿Por qué no vienes a casa esta noche y cenas con nosotros?

—Tengo trabajo —respondo fastidiado.

—Debes despegarte de esa oficina, Daniel —me señala con tono reprobatorio en su fase de hermano mayor. Me da vergüenza reconocer que me agrada más cuando estamos en plan colegas y mejores amigos. Como hermano es un coñazo—. La empresa no va a ir a ninguna parte.

—El mundo evoluciona, Eloy —chasqueo la lengua con mal humor—. El negocio editorial está en la ganga ahora; todos los autores quieren ser escritores y los editores a su vez empresarios. Hay demasiada competencia y para seguir estando en la cima del podio, debemos trabajar —él niega con la cabeza al mismo tiempo que lleva dos dedos a su entrecejo con frustración, pero no dice nada. Sabe que no existe forma en la que pueda convencerme de lo contrario—. Así que haz tu parte y asegúrate de traer buenos proyectos a la junta.

—¿No lo hago siempre? —sonríe con suficiencia, demostrando la arrogancia que nos caracteriza a los Gold—. Llevaré a mi asistente.

—Los secretarios no asisten a las juntas —objeto imponente.

—No es una petición —repone él—, simplemente te lo comunico. Al igual que la tuya, no es una asistente cualquiera.

—¿La estás entrenando? —cuestiono ceñudo. Como editor de Golden Publishing Company es muy exigente y resulta difícil escucharle hablar sobre el potencial de los novatos.

—Tiene talento. Ya lo verás en la reunión.

—Eso espero —concilio—. De otra forma, será la primera y última vez que te asista.

—¿Debo recordarte que yo también soy dueño de esta compañía?

—Ya nos veremos, hermano.

Le dejo vociferando en tanto me dirijo hacia la salida. A esta hora de la mañana ya me he cansado de su perorata. Así es Eloy Gold: carismático, comprensivo y en ocasiones, un grano en el culo.

El vibrar de mi móvil anuncia una llamada entrante y al ver de quién se trata, descuelgo al instante.

—¡Dani! —me saluda con su habitual efusividad.

—Dime que ya tienes las maletas hechas.

—Sí —su tono inseguro no me gusta nada. Si me la vuelve a hacer…
—, sobre eso…

—Otra vez no, Susan —resoplo desviando la mirada hacia el techo—.
¿De qué me sirve una novia si la tengo al otro lado del mundo?

—Dani, escucha…

Seduciendo a mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora