Capítulo veintiuno

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Llevo todo el día sentada aquí. Apenas he tenido tiempo de comer algo. He perdido la cuenta de cuantos ejemplares he firmado. Nunca pensé vender tantos libros.

— ¿Para quién es la dedicatoria? —pregunto a la joven frente a mí.

— Lisa —responde—. Mi esposo murió en esa protesta también —detengo todos mis movimientos ante sus palabras—. Siempre le reproché sus motines y sus ideas temerarias. No dejaba de poner su vida en riesgo una y otra vez, hasta que… murió —logra decir con dificultad—. Por años me mantuve enojada con él. Vine a este país huyendo de su recuerdo —de alguna forma su expresión logra estremecerme. Su voz llega hasta mis fibras más sensibles y las sacude violentamente—. Hoy finalmente puedo ver los hechos desde su punto de vista. Tu libro me ha brindado esa percepción. Ahora me reprocho mi actitud. Me hubiera gustado apoyarle.
Sin pensármelo dos veces, me levanto de la silla y le abrazo. Intento brindarle el consuelo que en su momento, yo también necesité.

— No te reproches —le aconsejo—. No hubo nada indecoroso en tu actitud. Te lo dice alguien que ha vivido experiencias similares. No podemos vivir en el pasado. Debemos seguir adelante y vivir por ellos. Es lo que hubieran querido —es lo que Violeta hubiera querido—. En cuanto a apoyarle, aún estás a tiempo. Utiliza los recursos que posees al alcance de tu mano y trabaja a partir de ahí.

— Como tú con tus libros —reflexiona.

— Exacto —admito—. Esto no acaba, Lisa. Aún queda mucha batalla por dar. El mundo entero nos escuchará —aseguro—, de una forma u otra.

— Gracias —me abraza—. Ahora puedo ser libre y avanzar.

— No son necesarias —refuto—. No he hecho nada —tomo decididamente mi bolígrafo y escribo mi número junto a la dedicatoria—. Cualquier cosa que necesites, solo debes marcar estos dígitos.

La observo marcharse con una enorme sonrisa en su rostro e imito su gesto. No hay mayor satisfacción para un escritor que ayudar sus lectores con sus escritos.

<< Buena suerte, Lisa >>

<< Aquí estoy, Violeta. He cumplido mi promesa >>

— ¿Cómo te sientes? —indaga mi novio.

— Genial —respondo antes de continuar con mi labor.

17 de agosto de 2018

— Un brindis por Amy —Eloy Gold alza su copa—. Porque ha logrado colocarse en el primer puesto de los best sellers de la semana. Un puesto que espero, se mantenga por el resto del año.

— Sería pedir demasiado —replico.

— En absoluto —interviene mi editora, Emma Tales—. Ha sido todo un éxito, Amy. Posiblemente se convierta en el mayor éxito del año en GPC.

Niego con la cabeza.
Creo que todos exageran, pero no digo nada o volverán al ataque.

— Yo quiero brindar por ustedes —cambio de tema— y darles las gracias. Porque cada uno de los que están presentes en este salón han logrado convertir mi sueño más anhelado en una hermosa realidad. Gracias por la oportunidad. Y a mi amiga Rebecca Gold —agrego luego—. Porque su amistad ha cambiado mi vida.

Contemplo su expresión. La rubia no puede detener sus lágrimas. Sin embargo, indago más profundo: la noto confusa, dudosa, en fin…, rara. Debo platicar con ella.

— Salud —interviene Daniel—. Has estado maravillosa —comenta a mi lado en un murmullo.

— Gracias. Ahora —me acerco peligrosamente a su oído—, me gustaría llevar la celebración a tu penthouse.

Seduciendo a mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora