2.LA ASISTENTE DE MI HERMANO

6.2K 376 6
                                    

Reviso los nuevos contratos para darles el visto bueno, pero las páginas parecen estar escritas en jeroglíficos. Debo leer las mismas líneas una y otra vez porque mi mente traicionera me lleva a la castaña impertinente de lengua viperina.

Me paso una mano por el pelo fastidiado, ansioso de que me traigan las plantillas del personal creativo. ¿Por qué demoran tanto? ¿Cuántas empleadas de bajo rango y relativamente nuevas puede haber en Edición? Para cuando termino, el reloj indica que apenas faltan tres minutos para comenzar la junta y me levanto de inmediato. Jamás en mi vida he sido impuntual.

—Si decides deshacerte de mi hermano, búscame —escucho la voz de Eloy en el pasillo—. Las puertas del piso creativo siempre estarán abiertas para ti.

—Lo tendré en cuenta, señor —responde mi asistente.

No puedo creer que recurra a la misma treta de siempre. La verdad, me resulta difícil entender cómo logra ser tan eficiente en el trabajo con esa actitud jaranera y coqueta. Yo no me veo exigiendo responsabilidad y seriedad con una sonrisa en el rostro.

—¿Otra vez intentando robarte mi personal, Eloy? —delato mi presencia con una pregunta retadora.

—¡Hermano! —exclama con fingida inocencia—. Me conoces bien.
Yo sería incapaz de algo así.

—Porque te conozco demasiado bien lo insinúo —señalo con ambas cejas arqueadas.

—Tonterías —se mofa él con un manotazo amigable mientras yo resoplo. A estas alturas debería estar acostumbrado, pero con Eloy Gold es imposible—. ¿Ya conoces a mi fantástica asistente?

Reparo por primera vez en la delgada figura a su lado y aprieto los dientes al identificarla. La conocí hace solo unas horas, pero me siento capaz de reconocer esos labios rosados en cualquier lugar.

—Amanda Roldan, señor —se presenta. Es ella… la asistente de mi hermano.

Mi expresión se mantiene impertérrita, sin embargo, una extraña sensación me golpea con el ímpetu de un rayo. Es como si los dos nos mantuviéramos en una especie de dimensión juntos, alejados de la realidad.

Mi pecho comienza a palpitar acelerado y me veo dándole un simple asentimiento de cabeza.

¿Qué me está sucediendo?

—Todo está listo, señor —Camille, mi mano derecha, interrumpe el incómodo momento. Aunque al parecer, nadie excepto la desconocida y yo nos damos cuenta de ello—. Pueden pasar.

Me muevo como autómata junto a mi hermano, dándole una última ojeada de reojo.

—Es guapa, ¿verdad?

—¿Qué? —le dedico una mirada llena de desconcierto a Eloy.

—Y deja que la oigas habar —sigue a su bola mientras ríe con picardía, antes de ir a su puesto.

La reunión comienza y recupero la cordura para volver a ser el jefe. No obstante, me es imposible no desviar la vista hacia ella de vez en cuando. Tiene algo que… no puedo explicarlo, pero me remueve por dentro.

No lo entiendo. ¿Acaso es atracción?

«Imposible»

Simplemente es la impresión que me causó su altivez. Algo que espero corrija ahora que me conoce.

Llega el proyecto que ha causado mucha discordia entre el equipo: El deseo de una mujer. Un proyecto que enaltece el poder femenino expresando verdades demasiado crudas sin reparos.

—Creo que este proyecto es demasiado pretencioso —declaro—. Es muy feminista y ataca mucho a la sociedad. Puede molestar a nuestros lectores habituales y definitivamente, los críticos destriparán el libro como carroñeros.

Seduciendo a mi JefeWhere stories live. Discover now