2- Martin

1.6K 99 46
                                    

El profesor camino nervioso por la cuidad prohibida.

El mismo le había prohibido a toda la banda pisar Europa,
Había escuchado el llanto lastimoso de su pequeña hermana, suplicándole dejarla volver con el argentino, persona a la que ella amaba.
Sergio tuvo que hacer hasta lo imposible para decirle que no, volver sería prácticamente un suicidio para ella.
y ahí estaba el, en Italia, en busca de uno de los cerebros pensantes del plan más arriesgado de sus vidas.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, tenía miedo de la reacción de su amigo, pero realmente lo necesitaba para llevar a cabo los siguientes movimientos.

Una vez llegado al punto de encuentro suspiró profundamente y dió golpes dubitativos a la puerta de madera vieja esperando que del otro lado haya alguien que la atienda, escuchaba música así que el debía estar ahí.

Suspiró nervioso y se acomodo las gafas como acto reflejo, mirando hacia todos lados con cautela para comprobar que nada raro pase en su entorno, el ruido de la puerta llamo su atención de nuevo y seguido a esto lo vio...

Martín Berrote estaba parado frente a el después de tantos años y lo que vio lo sorprendió mucho, la persona que tenía en grente no era para nada el Martín que había conocido años atrás.
trago en seco nervioso, sin saber bien como actuar.

-Martín- logro decir casi en un susurro, el nombrado simplemente entro de nuevo a la casa sin dirigirle la palabra, aunque había dejado su puerta abierta, señal para que Sergio ingresará.

En el interior de la casa todo era oscuridad y desorden, latas y botellas varias habían esparcidas por el piso y por algun que otro mueble, eso preocupo a Sergio.

Conocía a Martín y el no era así.

El argentino se dirigió hasta la heladera mirando que tenía en el interior.

- Querés tomar algo?- ofreció mientras se servía un vaso de leche, Sergio negó con la cabeza, todavía aturdido por la situación -Fue un golpe bárbaro he?- se llevó el vaso a los labios para tomar del contenido, el silencio era realmente tenso. -Y me alegra que estés vivo-

-Gracias- murmuró Sergio, estaba demasiado nervioso y asustado como para hablar con más soltura.

-Claro...que las ratas que se quedan escondidas afuera tienen más chance de sobrevivir no?- las palabras que salieron de su boca solo demostraban enojo.

-Yo fui el más expuesto en todo el atraco, yo...-

-No, a mí con esa mierda no...el más expuesto es el que le pone el pecho a las balas querido... ¿cuántos tiros te pegaron a vos?- Martin estaba realmente enojado, Sergio notaba como se estaba conteniendo.

-No he venido a discutir- murmuró nervioso, lo menos que quería era hacerlo enojar más de lo que ya estaba.

-Mira, francamente me importa un bledo a qué carajo viniste- se acercó a el mientras tomaba otro trago de su vaso. -Lo cierto es que después de más de tres años viniste... entonces yo te voy a decir porque carajo vos no entraste a la fábrica...- el argentino se paro en frente del hombre, enfrentándolo, cara a cara. -Porque sos un cobarde y porque...- de repente la voz se le quebró. -Para el trabajo sucio lo tenías a el...a tu hermano- hablo con lágrimas a penas formándose en sus ojos claros.

-En un golpe así siempre hay contingencias- se trató de justificar en voz baja.

-¿Contingencias? Voy a ser muy claro, vos no entraste... y se murió un tercio de tu banda hijo de puta...se te murió un tercio de la banda y no hiciste nada la concha de tu madre- Martin poco a poco dejaba salir su enojo, y Sergio lo entendía, entendía completamente el sentimiento de su amigo. -Explicame que mierda se te paso por la puta cabeza cuando la metiste a ella Sergio-

SEMPITERNO |Palermo|Where stories live. Discover now